Begoña Villamarín, una guapa viguesa de 31 años que lleva "mal lo del Celta", habla con soltura japonés y vive desde hace ocho años en Japón, un país que le recuerda a Galicia por sus verdes paisajes y la actitud un tanto "reservada" de la gente.

Desde que en 2004 hizo una audición cuando ya tenía las maletas hechas para abandonar Japón, Begoña presenta el programa de enseñanza de español del tercer canal de la NHK, la televisión pública nipona, cuya audiencia ha llegado a ser de un millón de personas aunque suele estar en 500.000 espectadores, explica a Efe.

Cada año el programa cambia de formato, escenario y alumnos, y esta temporada la joven viguesa actúa de "diablillo" (un disfraz claramente inspirado en el "manga" o cómic japonés) para reprender a los estudiantes que cometen errores en sus deberes de español.

El escenario del espacio "Sabor de España", que se emite los jueves antes de la medianoche y se repite el martes, está en gran parte digitalizado, al más puro estilo nipón, y por él han pasado famosos como David Bisbal, Carlos Núñez y Alejandro Amenábar.

Begoña, siempre sonriente, comenta a Efe que este año la audiencia femenina del programa ha aumentado porque se enseñan recetas de cocina de la A a la Z, con platos como fideuá, gazpacho, calamares a la romana, besugo al horno, pulpo a la gallega y hasta las xoubas (sardinillas) guisadas que prepara su madre.

"En un principio querían presentar en el programa xoubas marinadas, pero mi madre, que vive en Playa América, me dijo que no se hacían así y me envió la receta", asegura.

No ha sido la única influencia galaica que recibió el programa nipón, pues durante esta temporada emite imágenes de la lonja de Vigo y los hermosos paisajes de la isla de la Toja, donde viajaron sus responsables recientemente a requerimiento de Begoña.

"En Japón tienen por lo general la idea del flamenco y los toros, pero Galicia no es la España que ellos conocen", apunta.

Begoña Villamarín presenta el programa junto a Miguel Angel Ibáñez, profesor de español en Tokio, y con la colaboración de Alberto Calero, que dirige el festival de cine latinoamericano de la capital nipona y cada mes, en la sección "Al cine con Alberto", recomienda a la audiencia qué ver en las pantallas tokiotas.

La historia de Begoña en Japón ha dado unas cuantas vueltas. El interés por este lejano país asiático le viene de familia, pues su tío materno, César Fraga, lleva más de cincuenta años como misionero salesiano en el sur de Japón.

"Regresaba cada año a Galicia con una recua de japoneses, han sido siempre una influencia en mi vida y desde pequeña me sorprendía que se pasaban hora y media bañándose...", apunta.

Con 14 años Begoña viajó por primera vez a Japón, a visitar a su tío en Oita (sur del país), y "me gustó muchísimo". Volvió en 1999, cuando tenía 23 años, a estudiar japonés en una universidad de Sendai (norte de Japón), después de hacer un curso de traducción e interpretación en Madrid.

"Acabé el curso, pero me quería quedar porque un año de japonés no es suficiente. Al principio fue muy duro porque no conocía el idioma y era difícil mezclarse con los alumnos de la universidad", relata.

Algo tuvo que ver Yohei, su novio desde entonces, quien regentó un restaurante español en el bonito barrio de Hiro, llamado "La Begoña" y que era frecuentado por conocidos gastrónomos tokiotas.

La joven española siguió estudiando japonés, al tiempo que compaginaba trabajos como traductora para empresas como el fabricante de automóviles Nissan, hasta que en diciembre de 2003 decidió hacer las maletas y regresar a casa.

"Cuando ya tenía el billete de avión y me iba, me presenté a la audición de la NHK y, ya cuando estaba en España, me llamaron para decirme que lo había conseguido y volví", explica Begoña.

De momento, el futuro de esta joven viguesa sigue estando en Japón, donde continuará presentando el programa de la NHK mientras su familia "que primero me animó a venir, ahora se arrepiente...".