Orham Pamuk, nacido hace 54 años en Estambul, puente entre Europa y Asia y ciudad en la que vive, es el escritor turco más internacional y un claro defensor de la libertad y de la entrada de Turquía en la Unión Europa.

Laico, de una gran cultura, con estudios de arquitectura y periodismo, y pintor antes que escritor, una faceta que de una u otra manera impregna sus libros, el nuevo premio Nobel pertenece a una familia de clase acomodada. Su abuelo fue un importante ingeniero que trabajó en el ferrocarril y que amasó una importante fortuna que luego fueron dilapidando sus hijos.

Así lo cuenta él mismo en su último libro publicado en España por Mondadori hace un mes: "Estambul, ciudad y recuerdos", un volumen de memorias, en donde habla de su infancia, de su familia, su educación en colegios laicos, sus avatares hasta llegar a ser escritor, su primer amor, y sobre todo de su relación con Estambul, ciudad que considera "un destino incuestionable".

Renovador de la narrativa

Pamuk es todo un símbolo en Turquía por haber renovado la narrativa, a la que ha dado una mirada universal, preocupada por el origen y destino del ser humano, la religión en una sociedad laica o el conflicto con las raíces. Su obra mezcla pensamiento, sueño, realidad y ficción.

También es un símbolo por su lucha contra la intolerancia y el fanatismo y su constante defensa de la libertad.

El autor de "Me llamo Rojo" denunció hace un año en una entrevista que en Turquía en 1915 fueron asesinados 30.000 kurdos y un millón de armenios.

Unas declaraciones que reiteró en Alemania cuando los editores alemanes le dieron ese mismo año el premio de la Paz, y que le costaron el procesamiento en su país, aunque tras muchas pesquisas, el ministerio de Justicia archivó la causa.

Este autor confiesa que no le gusta hablar de política, pero su mirada progresista es vista con recelo por nacionalistas y el sector más conservador de Turquía.

Por todo ello, Pamuk es ahora muy cuidadoso con sus palabras y con las declaraciones que hace a la prensa. Así lo manifestó él mismo a un grupo de periodistas españoles que fueron a visitarle recientemente a su ciudad natal para informar de su último libro.

Pamuk está considerado como un gran humanista, y algunos críticos han llegado a llamarle "el Erasmo contemporáneo".