El doctor en Nanotecnología, ingeniero en Electrónica y experto en Computación, Sergi Santos, que ha sido el primero en poner inteligencia artificial a una muñeca sexual realista que ha creado controversia, defiende, en una entrevista con Efe, que su innovación "no deshumaniza a las mujeres".

A Santos le apasiona el humanismo, la psicología y la ciencia, y comenta que siempre le había interesado "hacer un cerebro", pero para conseguirlo necesitaba un cuerpo y lo halló en las muñecas sexuales realistas fabricadas en China. "El mercado del sexo mueve mucho dinero y encontré que estas muñecas tenían un cuerpo perfecto, en el que hay arte y tecnología", indica.

Incorporó un aparato con algoritmos de inteligencia artificial en una de ellas, un prototipo al que ha bautizado como Samantha, una muñeca hecha de material elastómero termoplástico que tiene tres modos: el familiar, el romántico y el sexual; y le instaló unos sensores para que "sea inteligente y sepa responder a cómo la estás tratando".

La empresa creada por Santos sólo vende muñecas femeninas, pero Santos afirma que es debido a su peso: "Tenemos que desarrollar la tecnología un poco más para que el peso sea tratable", aunque "hacer hombres no es problema".

El nanotecnólogo añade que está convencido de que a las mujeres les encantaría tener uno, "aunque quizás no lo admitan. Mi madre misma me preguntó por qué no le construía un Brad Pitt". Así, explica que no quiere que la gente "se avergüence de tener una muñeca sexual que hable, entienda y sienta".