Un nuevo varapalo por la falta de evaluación continua de los profesores llega, esta vez, de un organismo internacional. Los profesores de los centros públicos en España, que suponen aproximadamente el 70 % del total de unos 750.000 docentes, son evaluados para acceder a la profesión, pero no lo son después de forma regular como ocurre en la mayoría de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Ese es, precisamente, uno de los principales puntos relativos a España que destaca el informe Panorama de la Educación 2015 (Education at a Glance), que se dio a conocer ayer: De los 34 países de la OCDE, sólo en España, Italia, Irlanda e Israel no se requiere una evaluación regular del funcionamiento de los profesores después de haber accedido a la profesión. La OCDE detalla que en tres cuartas partes de países objeto de estudio la evaluación del profesorado está legislada o es un requisito, en casi la mitad de ellos los profesores que obtienen malos resultados en las pruebas deben volver a examinarse, en 11 afecta a su salario, y en una decena de países se les obliga a mejorar su formación.

Y el momento no podría ser más oportuno. El estudio coincide con el debate abierto después de que el Ministerio de Educación encargase al filósofo y pedagogo José Antonio Marina la elaboración del borrador del Libro Blanco del profesor o Estatuto Docente. El pedagogo sostiene que "no sólo se puede evaluar, sino que se debe hacer". "Habrá que distinguir a los profesores buenos, porque si no, se desanimarán y se meterá a todos en el mismo cajón", aseguró en Vigo José Antonio Marina, durante una conferencia en Club FARO hace una semana. Allí mismo, el experto propuso siete parámetros para evaluar a un profesor: portfolio profesional o documentación sobre su trayectoria académica y profesional; aprovechamiento pedagógico del alumno, no la nota; opinión del alumno; observación del profesor en el aula -cómo da clase, cómo se relaciona con el alumno-; relación que mantiene con los padres de los alumnos; modo de colaborar con el resto de profesores del centro y calidad del centro. Además, ayer mismo y tras conocerse el estudio, Marina añadió que entre los profesores españoles existe el "rechazo" a que su tarea sea evaluada. "En España no hay cultura de la evaluación y éste es el problema fundamental".

¿Qué ocurre en el resto de países de la OCDE? Hay evaluaciones regulares del profesorado y los resultados sirven para tomar decisiones sobre su desarrollo profesional, asegura el estudio. Un mal resultado en dicha evaluación periódica tiene consecuencias para los docentes.

Es el caso de España -según recuerda la OCDE-, donde el registro de profesores es preceptivo en el sistema público para acceder a la profesión y confirmar oficialmente que es competente para la enseñanza. Sin embargo, otras formas de evaluación del profesorado no están legisladas, como son la evaluación regular, la evaluación para la promoción y los sistemas de incentivos.

"El seguimiento y valoración de los docentes es fundamental para mejorar las escuelas y los entornos de aprendizaje, progresar en su carrera profesional, asumir nuevos roles y responsabilidades y premiar la enseñanza eficaz", señala este informe que presenta datos sobre la educación desde la primera infancia, la educación terciaria --grados, másteres y doctorados--, el mercado laboral, la equidad en la educación o la utilización de las TIC en el sistema educativo, entre otros.

El avance de la propuesta tuvo una acogida irregular entre el profesorado. Los sindicatos de enseñanza admiten que no hay evaluaciones específicas del profesorado en el sistema educativo español pero aseguran que los docentes españoles "no están dejados de la mano de Dios", pues se someten a controles de inspección educativa, además de los del equipo directivo de los centros escolares.

"Es un tema recurrente, pero para hablar de esto habrá que empezar por el Estatuto de la Función Docente, que no llega a aprobarse nunca, y que tiene que regular el acceso, la carrera, la promoción, la formación continua, la evaluación o los incentivos, entre otros asuntos. No se trata de evaluar por evaluar, sino de que se regule todo", afirma el presidente de ANPE, Nicolás Fernández Guisado. El responsable del sindicato en Galicia, Julio Díaz aseguró que la evaluación del docente "no es fácil o casi imposible" y explicó que podría acabar convirtiéndose en más burocracia. "Ya nos están haciendo indirectamente una evaluación, cuando examinan a nuestros alumnos dos veces en Primaria y una en Secundaria", explicó al tiempo que lamentó la reducción de 2.000 docentes en Galicia en los últimos 4 años.