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La serie de TVE "Carlos V" se rinde en la pequeña pantalla

Debía prolongar el éxito de "Isabel", pero fracasa en varios apartados

En los dominios televisivos de Carlos V el sol se ha ocultado demasiado pronto. Después del éxito incuestionable de la serie "Isabel", en TVE se frotaban las manos pensando que habían encontrado un filón en la Historia española con mayúsculas, repleto de figuras que, de haber sido inglesas y norteamericanas, ya habrían alimentado docenas de series y películas de envergadura. Aquí, por desgracia, se hizo mucho cine cutre de cartón piedra durante el franquismo y ya en democracia lo poco que se ha intentado ha salido rana casi siempre. Porque es muy caro hacer cine histórico y es muy difícil conseguir que las épocas retratadas no huelan a naftalina, que los personajes hablen como personas y no como bustos parlantes, que las licencias de la ficción engarcen bien con las verdades contrastadas. Todo eso se logró en buena medida en "Isabel" pero no ha cuajado en "Carlos V", cuya caída en picado al abismo de las audiencias, que ha obligado a TVE a retirarla hasta 2016, se puede explicar: no es desastrosa, pero está lastrada por varios pesos muertos.

En primer lugar, el presupuesto. La maldición española en estos asuntos: si no tienes el dinero suficiente para hacer Titanic, ni lo intentes con una maqueta en la piscina del productor. Si no tienes la pasta gansa que cuesta hacer una serie sobre Carlos V, que exige espectacularidad por los cuatro costados, mejor te quedas en casa. "Carlos V" es una serie muy justita de dinero y se nota. Vaya si se nota. En segundo lugar, el guión. Tanta subtrama, tanto personaje, tanto salto de escenario despista al más pintado. "Isabel" estaba mucho más ajustada en ese aspecto, era más precisa, iba al grano y los personajes eran los suficientes para ser necesarios. En "Carlos V" algunos espectadores se quejaban de que se perdían en muchos momentos y que no sabían quién era quién y dónde estaban. Pero lo peor de todo es que tanta saturación de tramas, lugares y caras se dejaba notar en el ritmo de paquidermo. Aburrida. Encorsetada. Artificiosa y postiza (y no me refiero a los errores de bulto históricos porque hay grandes series y películas que los cargan a paladas). En tercer lugar, otro fallo de guion: algunos personajes recitan un texto que parece directamente sacado de un libro. En cuarto lugar: el reparto. Algunos actores dan la talla (Blanca Suárez) pero otros no.

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