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Mila Cahue define la felicidad

"La clave es la buena gestión de las emociones, que no son positivas o negativas", dice la psicóloga en su conferencia para Club FARO

Mila Cahue (izqda.) con la viguesa María Ferreiro. // Ricardo Groba

"El cerebro es feliz cuando logra sobrevivir: así de simple. Pero los matices que le damos a esa supervivencia son los que conforman nuestra obra de arte personal", dijo ayer en el Club FARO la psicóloga Mila Cahue, en su charla sobre "El cerebro feliz. Aprende a gestionar tus emociones y a alcanzar tu equilibrio".

Presentada por su colega María Ferreiro, directora del Instituto de Tratamiento de la Conducta, sostiene Cahue que ella no cree "en ese optimismo ingenuo, banal, ineficaz y evasivo que se está vendiendo como un pasaporte a la felicidad porque no va a ayudar a enfrentarse con la realidad. Las cosas no siempre están bien, no todo es perfecto o fenomenal, a veces es amoral pensar que todo está bien cuando estas ante grandes problemas",

Aún reciente la salida de su último libro, "El cerebro feliz" (editorial Paidós), para Cahue la felicidad no es fácil ni es gratis, pero se puede conseguir, aunque advierte que es un concepto muy subjetivo que cada uno tiene que elaborar a su modo a partir de herramientas básicas que llevamos todos pero con muchos matices particulares. "Lo que hay que minimizar -afirma- es el sufrimiento innecesario", hay que conseguir que las equivocaciones sean una herramienta para lograr el equilibrio emocional que lleva al cerebro a ser feliz.

La responsabilidad y el gran desafío de esta vida es conocerse, desarrollarse en nuestro máximo potencial. Dicho de otro modo, si aprendemos a utilizar nuestro cerebro, que será feliz cuando consigue que ese proyecto de lo que es sale adelante. Para el cerebro la felicidad es vida, tener objetivos, vivir dificultades, seguir hacia adelante hasta que esto se acabe, esos últimos momentos en que uno tiene que sentir que ha merecido la pena el paso por esta vida".

Sentirse en su sitio

Cuando sabemos utilizar las herramientas que todos llevamos incorporadas en serie, la vida puede resultar gratificante, nos permiten ir desarrollando cada uno nuestra obra de arte personal y nos será más factible alcanzar lo que para cada uno signifique la felicidad. "Pero debemos tener en cuenta -añade- que siempre somos nosotros en un contexto determinado, el yo y las circunstancias que decía Ortega, de modo que lo que debemos saber es quiénes somos, en qué contexto estamos y si nos gusta el contexto. Metafóricamente, podríamos decir que, si eres cactus, busca tu desierto y si eres rosa busca tu Inglaterra. Preguntarse, por ejemplo, ¿estoy con personas que me nutren? ¿En qué contexto puedo sacar lo mejor de mí? ¿Con qué gente, haciendo qué cosas?"

Cuando uno hace una vida en la que se siente en su sitio y en la que ha hecho todo lo que ha podido por sí mismo y por quienes lo rodean, por lo general se siente satisfecho, por no decir aceptablemente feliz. Eso es lo que afirma esta psicóloga, que considera que es una necesidad aprender a identificar las emociones, "para ir adaptándonos a cada contexto del día", asimismo entiende que el cerebro tiene como objetivo ser feliz. "El objetivo del cerebro es su felicidad, y tenemos que aprender a cuidar el cuerpo fisiológicamente porque un cerebro lleno de vida es un cerebro feliz. En términos de biología el objetivo del cerebro es la supervivencia".

Dicho de otro modo, Cahue habla de la capacidad de gestionar nuestras emociones. "Las emociones -dice- son señales que nos da nuestro organismo para que nos vayamos adaptando a un contexto determinado. No hay emociones positivas o negativas, de todas podemos aprender algo, de la tristeza, del miedo, de la ira. La buena gestión de las emociones es cuando nos sirven para marcarnos nuevos objetivos, cuando tienen como copiloto a la razón".

La memoria, la atención, la concentración, la imaginación, la intuición, la motivación, etc, todas son capacidades clave en el cerebro según Cahue. "Somos el batiburrillo de todo esto, que cuando actúa bien es el engranaje perfecto", afirma, recordando que lo que hay que aprender es a reconocer las señales del cerebro, ya que "si sistemáticamente no le damos la respuesta adecuada, aparece la patología

"Nada que merezca realmente la pena en esta vida se consigue sin hacer de la paciencia nuestra gran aliada", dice Cahue, resaltando entre las claves para no amargarse la vida . "Vivimos en una sociedad en la que hay prisa para todo y la paciencia permite actuar cuando corresponde y no dejarse llevar por los aparentes fracasos a corto plazo. . Pero lo que llamamos tolerancia a la frustración es solo una parte de la paciencia".

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