"Algo nuevo está ocurriendo en el mundo. Y el Papa lo está cambiando con su humanidad: le está devolviendo la misericordia. Es necesario mostrar lo que piensa y lo que siente para anticipar lo que puede ocurrir en el futuro". Esa es una tesis básica de lo que está en su libro y ayer sintetizó Javier Martínez-Brocal, periodista español afincado en Roma y director de Rome Reports, la agencia de noticias que abastece a todos los medios mundiales sobre el Vaticano y el Papa.

En la charla, el autor fue construyendo a través de anécdotas y gestos poco conocidos del Papa el puzzle de una figura capaz , según él, de cambiar el mundo con la fuerza de la misericordia y la ternura. "Su primer Jueves Santo como Papa -contó- ,Francisco decidió saltarse la tradición de celebrar la misa en la catedral de San Juan de Letrán y en su lugar escogió la cárcel de menores de Casal de Marmo, a las afueras de Roma. Después de la misa, se detuvo a charlar algunos minutos con ellos. Les había traído del Vaticano huevos de chocolate . Uno de ellos lo miraba intrigado.

"¡Padre! Muchas gracias por haber venido -le dijo-. Se veía que algo le intrigaba, que quería seguir hablando, pero no se atrevía. El Papa lo miró invitándolo a continuar

- Padre? ¿Por qué has venido justo aquí, a Casal del Marmo? Solo esto. ¿Por qué?

- Lo tenía en el corazón, lo he sentido -empezó a responder el Papa-. Me pregunté: ¿dónde están las personas que pueden ayudarme a ser más humilde, a servir como debe servir un obispo? Lo he preguntado a otros: ¿a quiénes les gustaría que les visitara el Papa? Y me dijeron: quizá a los de Casal del Marmo. Y por eso he venido. Las cosas del corazón no se explican".