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El evaluador evaluado

Opiniones dispares sobre la propuesta de medir (e incentivar) la calidad de la docencia

La educación ha vuelto a convertirse en tema de debate. Las declaraciones esta semana del nuevo asesor del Ministerio, José Antonio Marina, sobre la idoneidad de pagar incentivos económicos a los profesores, grupos o centros que tengan buenos resultados ha indignado a buena parte del profesorado gallego. Otras medidas como destinar más dinero a Educación, firmar un pacto por el que el sistema de enseñanza no se cambie en cada legislatura y otras medidas, en cambio, son aplaudidas. Son los claroscuros que generan las propuestas de un experto que a final de mes entregará el Libro Blanco de la Función Docente no universitaria en España. José Antonio Marina, filósofo, pedagogo y catedrático de Bachillerato, prepara ese trabajo y cree esencial observar al profesor en el aula para que sepa cómo enseña y aprenda a mejorar, algo que -asegura- se hace en todo el mundo, pero que aquí "parece un pecado", según aseguró en una entrevista a Efe. Mientras sus conclusiones y propuestas llegan, profesores gallegos opinan sobre lo que se debería acometer y lo que no. Por adelantado, la medida ha sido aplaudida por políticos, expertos y ciudadanos "con fobia funcionarial", según el presidente de la Federación de Sindicatos de Profesores de Secundaria. Pero, ¿y los maestros? ¿Qué dicen?

"Marina es un hombre de prestigio pero hay cosas en las que coincido y otras en las que no", explica el profesor Javier Novoa, que imparte clases en un centro concertado de Secundaria. Una de las propuestas que rechaza es la de incentivar económicamente a los profesores cuyas clases logren mejores resultados académicos. "¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Quién juzga al docente?", inquirió para, posteriormente, recordar que "hay diferencias abismales entre unos y otros alumnos. Es diferente trabajar en centros de familias desfavorecidas en vez de hacerlo con alumnos procedentes de un entorno culturalmente más enriquecido, que tienen unos valores asumidos más claros. ¿Van a premiar más al que logra un 10 con niños favorecidos que al que consigue un cinco con desfavorecidos?". Javier Novoa señaló que "los incentivos me parecen bárbaros, si son en positivo. Es decir, que al profesor que trabaja en un contorno menos favorecido le den más recursos. Pero no me parece bien el punto mercantilista que en principio veo en la propuesta, porque veo imposible medir los resultados de los profesores".

Respecto a la propuesta de Marina de crear un MIR para alumnos de Magisterio, apuntó que "ese examen en Medicina lo aprueban chicos que se pegan a una silla estando ocho meses estudiando pero ¿quién me dice que operarán bien? Marina habla mucho de creatividad, pero en la oposición a docente te piden saber bien tema el tema tres, el cuatro, el que salga; no te miden la creatividad".

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También apuntó a la forma de ser del alumnado actualmente. "Los alumnos enseguida se frustran. Los padres no siempre están del lado del profesor, tapan los problemas de sus hijos y eso no soluciona nada", criticó este docente quien consideró que la formación del maestro debe ser continua, pero asumida por la administración. "El Gobierno lo deja todo a nuestra voluntad; somos nosotros los que tenemos que gastar dinero y tiempo del que tenemos libre en formarnos. Nos encorsetan todo con el tema de programas que son muy estrictos y se sigue poniendo el acento en la memorización más que en desarrollar técnicas diferentes. Todo eso condiciona al docente", lamentó.

Una complicada valoración

A su juicio, no se debería culpar solo a un estamento de los malos resultados obtenidos en el informe PISA y otros. "No se puede cambiar cada cuatro años todo. Hoy se pone una asignatura, mañana se quita. En este país, la política marca todo, la educación, la sanidad... Sería iluso que la enseñanza quedase al margen de las luchas políticas: todos creen tener derecho a cambiarlo todo", criticó el profesor.

La profesora de un centro público en Cangas, Ana Gil, se muestra escéptica con respecto al modo de evaluación. "No le temo a la evaluación, porque me implicó, sino a cómo se valorará. ¿Se tasará más a los alumnos de ciudad que a los del rural? En los centros públicos trabajamos con alumnos muy buenos y otros, difíciles", ejemplifica la maestra. La docente conoce en primera persona las diferencias, puesto que ha trabajado una década en la enseñanza en un centro privado. Y también es importante el ratio de alumnos por aula y profesor. "De lo único coherente que le he escuchado decir a Marina es que había que preguntarles a los maestros. A mí la última vez que me han consultado algo fue hace unos 15 años o más. Nos preguntaron cuántas horas pasábamos en casa trabajando fuera de las horas laborales", asegura.

Por su parte y en consonancia con este discurso el presidente de Agapema, Asociación Galega de Profesores de Matemáticas, Julio Rodríguez,planteó: "Detrás de un cinco hay más trabajo del profesor que detrás de un nueve. No todos los alumnos y profesores están en las mismas condiciones. ¿Qué es un buen profesor? ¿Cómo se mide?".

La sombra de PISA

Por su parte, el profesor de Primaria Emilio Ballesteros también objetó del concepto de buenos resultados para medir a los profesores. "No todos los centros educativos disponen de los mismos medios. No es igual un centro del rural que uno urbano. No son iguales los centros donde predominan alumnos con familias problemáticas que los que tienen más estudiantes con un entorno familiar más favorable. ¿Qué pretenden desde el Ministerio? Nos quieren poner a prueba sin objeto ninguno", señaló.

Es más, Emilio Ballesteros incluso vio que detrás de las críticas al nivel educativo o a las notas españolas en el informe PISA, se esconden intereses comerciales que se nutren de este debate y de los malos resultados. "Se da mucha relevancia a los resultados del informe PISA, se le da especialmente en el periódico El País que pertenece a un grupo donde está Editorial Santillana que publica cuadernillos para prepararse para estas pruebas. Lo que se busca es la uniformización, que todos estudien lo mismo. Eso favorece el centralismo", indicó.

Ballesteros también criticó que haya centros que empiecen a focalizar su trabajo únicamente en lograr que sus alumnos pasen con buenas notas los exámenes, por ejemplo, de evaluación de cuarto de Primaria. "En tercer curso, ya están trabajando, dedicando tiempo para prepararse para esa prueba. Pero cosas como la creatividad, la promoción de la lectura y otras cuestiones se dejan. Ya hay editoriales creando cuadernillos para preparar los alumnos para esas pruebas", informó.

Con esta declaraciones, dejó en evidencia el riesgo que se corre de que se prive en el método educativo el formarse para superar un examen antes que la mejora de conocimientos básicos o más conectados con la inteligencia emocional. Para Ballesteros, a lo largo de estos años, se ha demostrado que hay tres problemas fundamentales en la Educación en España: está excesivamente ideologizada, fuertemente "manipulada" por la Iglesia y sus resultados no desembocan en una mejora económica estatal. Este profesor fue desenmarañando punto por punto. "La educación -explicó Ballesteros- está excesivamente ideologizada. La Lomce es retrógrada y solo fue aprobada por un partido. Cada cierto tiempo, se cambia la ley, según quien gobierne".

Cierta indignación muestra también otra profesora en un CEIP público, Cristina P. : "Deberían de empezar por ubicar a los docentes en función de su especialidad. Están metiendo a dar francés a profesores formados en inglés, matemáticas a docentes de lengua y a apoyar a niños con necesidades a gente sin especialidad", asegura. Asimismo, considera excesiva la instalación de un MIR para profesores. "En nuestro caso, es lo que se busca con la oposición", añade.

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