Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¿Y quién cuida del cuidador?

Unos dos millones de personas son dependientes y necesitan ayuda - Los familiares encargados de ellos se sienten olvidados

Cansancio, desánimo, frustración, rabia, desconcierto, impotencia, soledad. Estos son los sentimientos por los que transitan los cuidadores de personas dependientes. Son veinticuatro horas al día, los siete días de la semana, de trabajo, un trabajo sin remunerar e invisible para la gran mayoría de la sociedad, incluso para las personas del entorno más cercano. "Llega un momento en que eres tú quien necesita que le cuiden", asegura Carmen Maya, viguesa que durante diez años cuidó de su marido, enfermo de alzhéimer, y de su madre, con demencia senil y prácticamente ciega.

Y quien cuenta con la ayuda de sus allegados aún se considera afortunado. "Yo tengo la suerte de contar con la ayuda de mi hijo, que vive conmigo y que está en paro. Él se queda al cuidado del abuelo mientras yo estoy en el trabajo", relata Elodia Fernández, a cargo de su padre, de 93 años, enfermo también de alzhéimer, y que compagina su trabajo en una pescadería con los cuidados que un paciente de estas características exige.

Pero en muchos casos, el único respaldo que encuentran los cuidadores es el apoyo de otras personas que atraviesan o han atravesado su misma situación. "Lo que en muchas ocasiones necesita el cuidado es una palabra de ánimo, sentir que no está solo en esto", asegura José Luis Rodríguez, cuidador de una paciente con párkinson y presidente, desde hace apenas un año, de la Asociación de Parkinson de Vigo.

En España, cerca de dos millones de personas son dependientes y necesitan la ayuda de un cuidador, normalmente alguien de la familia, una cifra que va en aumento debido al envejecimiento de la población, ya que una parte importante de los dependientes son personas mayores. Para reconocer el trabajo silencioso y anónimo que desarrollan los cuidadores, de los cuales el 85% son mujeres que se dedican única y exclusivamente al cuidado, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología creó el Día del Cuidador, que hoy se celebra por segundo año en España. Según esta sociedad científica, una de las razones que explican que los mayores vivan más es el trabajo abnegado de sus cuidadores. Pero, ¿quién vela por la salud de estos? Las personas que tienen a su cargo a dependientes se lamentan de la invisibilidad del papel que desempeñan en la calidad de vida de la persona dependiente.

Cuidar a un dependiente es un trabajo agotador, que en muchos de los casos se suma al hecho de ver deteriorarse a la persona. "Es una tarea que ocupa toda tu vida, hasta tal punto que cuando se acaba te sientes vacía. Por eso, yo recomiendo a quien esté viviendo una situación así que busque actividades ya, que no lo deje para cuando la persona falte. A mí apuntarme a teatro y a pintura me ayudó entonces y me está ayudando mucho ahora", afirma Carmen, que perdió a su marido hace ahora justo un año. Asegura que en esos momentos se sacan fuerzan de donde no hay para cuidar al enfermo -ella bajaba y subía la silla de ruedas de su marido desde un tercero sin ascensor para dar una vuelta, con él y con su madre, también dependiente-, pero reconoce que el cuerpo y la mente después se resienten.

"Mi vida y la de mi hijo está supeditada a mi padre. Llega un momento en que no piensas en ti, en que te descuidas, pero si no te cuidas tú, nadie va a hacerlo por ti", opina Elodia. "El día a día es el que te enseña a manejar la situación, porque todo es nuevo para ti", añade. El padre de Elodia acude al centro de día que la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Galicia (AFAGA) tiene en Vigo, y aquí también recibe ella atención psicológica. "La situación agota más psíquica que físicamente", añade.

Los cuidadores reclaman un mayor apoyo por parte de la administración y reconocimiento social. "No se trata necesariamente de ayudas económicas. ¿Sabe cuál es mi mayor sueño como presidente de la Asociación de Parkinson? Conseguir un autobús para que desplace a los enfermos que acuden a los talleres ocupacionales o y otras actividades que impartimos. Esto sería ya un importante desahogo para el cuidador", explica José Luis Rodríguez, que advierte de la necesidad de crear recursos para dar respuesta a una necesidad cada vez mayor. "Nosotros hemos pedido un local más grande porque en el que damos ahora las actividades se ha quedado pequeño y no queremos que ninguna persona que necesite nuestros servicios, a los que por otra parte les derivan los neurólogos, se quede sin ellos porque que el enfermo se mantenga activo mejoran su calidad de vida y frenan su deterioro", asegura.

Compartir el artículo

stats