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El "punto g" de Soraya

La forma en la que la vicepresidenta española escribe la letra "g" demuestra que es "una mujer que disfruta de una vida sexual plena y poderosa", según el grafólogo Pedro Méndez

El "punto g" de Soraya

Hasta el final de la legislatura ha habido que llegar para ver a la vicepresidenta del Gobierno bailar y descubrir lo que se podría llamar su "punto g". No hay que pensar mal del todo, sólo un poco. El descubridor es Pablo Méndez, escritor y experto en grafología, que acaba de publicar el libro "¿Con qué político te irías a cenar esta noche?" (Nostrum).

Pues bien, en el capítulo dedicado a Soraya Sáenz de Santamaría, el autor desvela algo hasta ahora desconocido por la inmensa mayoría de los españoles de la todopoderosa "vice" como se la llama popularmente: su citado "punto g". A través de la forma que tiene ésta de escribir la letra "g", Méndez sostiene que Santamaría es "una mujer que valora mucho el erotismo, que lo tiene presente y disfruta largamente de una vida sexual plena y poderosa".

Tomen nota, por si escriben de forma similar la letra: la "g" de Santamaría "es inclinada hacia la derecha, redondeada y cegada en su interior, disfrute de su sexualidad con plenitud, madurez y sensualidad, letra de quien tiene presente su vida sexual con satisfacción" (sic).

Muchas más cosas cuenta del carácter de una mujer que en estos cuatro años no ha pasado desapercibida por el poder acumulado y por la fe ciega que el presidente Rajoy parece depositar en ella. La descripción que le hace Pablo Méndez no va muy desencaminada de la imagen que en general se tiene de ella. Ésta es la de una persona introvertida, tímida, prudente, "fiel a los demás, a su gente y a las ideas y conceptos que considera justos", trabajadora pero no exceso, pues "no suele pensar en ello en momentos de descanso o de ocio", sabe mandar y ser mandada, y prefiere que otro lidere los proyectos, pues "en ese segundo plano del que busca la sombra del trabajo, del que no le importa luchar por la gloria de los demás porque sabe que en esa lucha está también su recompensa y su voz, en esa posición será siempre una figura que muchos, muchos de su partido político querrán tener cerca, a su lado, mirando por ellos?".

A Pablo Méndez le ha dado por analizar en su libro la letra y firma de políticos consolidados, como los cinco presidentes de la democracia en España, o los que están en ello. Aquí incluye a la citada Santamaría, y también a otro del que se ha hablado mucho en los últimos tiempos, el líder de Podemos, Pablo Iglesias. De éste, las crónicas políticas más recientes, de pocos días atrás, han coincidido en destacar su cierto hastío por haber perdido el tirón que tenía hace poco más de un año. Preguntas y más preguntas se suceden acerca de qué le pasa a Pablo Iglesias.

Quizá la respuesta esté en su letra, lo que lleva al descubrimiento de alguien inconstante y en conflicto permanente consigo mismo. Éste es un resumen de la descripción de su personalidad que hace Pablo Méndez, realizada meses atrás, mucho antes de que la popularidad del político entrase en caída libre: "Pablo Iglesias empieza sus proyectos, su trabajo con gran intensidad, con la ilusión y la determinación de hacer un gran trabajo, volcar toda su ciencia, todo su peso, en conseguir los objetivos, pero según avanza el proyecto, según llegan y crecen las dificultades, se van desinflando en su ímpetu, en su energía, acaba con su sensación melancólica, con tristeza y en muchas ocasiones sin terminar del todo su proyecto y sus objetivos".

Para muestra, su firma: "Líneas convexas, letra inclinada hacia la derecha, letras abiertas por arriba, cohesión desligada, inicio de proyectos con entusiasmo, con gran decisión y caída según van avanzando las circunstancias".

La lista de políticos emergentes del momento no estaría completa sin Albert Rivera, el dirigente de Ciudadanos y candidato, quien resiste bien al principio el análisis grafológico: "Su firma sería siempre motivo de satisfacción, detenimiento y estudio en un proceso de selección de personal". Por sus letras se descubre la imagen que parece ofrecer Rivera: inteligente, buen jefe, extravertido, reservado en su vida privada, serio, concienzudo, capacidad para la oratoria? Y también generoso, pero aquí parece ser que en el pecado lleva la penitencia: "Con el dinero, con su propio dinero es poco cuidadoso y no tiene esmero en el ahorro y la economía personal".

Por cierto, no le gusta cambiar de hábitos ni de lugar de residencia, ni viajar? Harto difícil parece pues que lo tiene Rivera para instalarse, si cuadra, en la Moncloa.

Un palacio al que también aspira Pedro Sánchez. El líder del PSOE pisa fuerte con su escritura: "Es un hombre altamente competitivo, no le gusta perder en nada y considera algunas circunstancias suyas diarias una cotidiana competición". Entusiasta, enérgico, presumido y amante de la cultura, también es algo miedoso: "Al futuro, a los demás, a lo que no puede controlar y se le pueda ir de las manos".

Artur Mas, impaciente

No es un político emergente, más bien lo contrario, pero ocupa la actualidad. Es Artur Mas, quien por su escritura destaca, según Pablo Méndez, por su impaciencia "que le mantiene en excesiva tensión" y por su claridad mental, pues "sabe construir de forma fácil, cómoda, juicios rectos que ordenen su pensamiento y sus propósitos". Además, dado a dejarse llevar por el idealismo, "ha sabido aprender de sus iconos en la admiración y el reconocimiento".

Un icono y pieza fundamental en la vida política de Mas ha sido Jordi Pujol, de quien el análisis grafológico desvela algo que a estas alturas saben de sobra los españoles del expresidente de la Generalidad: "Su letra no es la de alguien que guste romper las normas o vivir fuera de los márgenes establecidos, no, tampoco del que no tiene apego alguno por la verdad, es la letra de quien conoce muy bien a sus semejantes y sabe imponer su voluntad, su deseo, de quien tiene un concepto elevado, elevadísimo de sí mismo?".

La expresidenta de Madrid Esperanza Aguirre y la "exemergente" (de momento) Tania Sánchez también afrontan el análisis del experto en grafología. Dime cómo escribes y te diré quién eres, viene a decir Pablo Méndez. Quizá por eso no le fue fácil conseguir la letra de alguno de los políticos retratados.

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