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"Nada volverá a ser como antes"

La asociación de enfermos de daño cerebral Alento se reunió con jóvenes infractores de tráfico para dar a conocer sus historias

Un momento del encuentro de los jóvenes con usuarios del centro de Alento. // R. Gobras

"Mi nombre es Jonathan y tuve un accidente de moto a los 17 años. Tras más de 6 meses en coma, cuando ya nadie contaba conmigo, desperté, pero ya nada volvió a ser como antes". Este joven de 30 años sufrió un daño cerebral grave, su movilidad se limita a una silla de ruedas y su habla se ha reducido notablemente. Casos como el de Jonathan son producidos por negligencias al volante, despistes de conductores o incidentes relacionadas con el alcohol y drogas.

Como siempre es más importante prevenir que curar, en el día del daño cerebral adquirido, Alento quiso juntar a sus enfermos con jóvenes pertenecientes a la asociación pontevedresa Arela, formada por adolescentes autores de accidentes de tráfico, con el fin de conocer las consecuencias y evitar así los siniestros.

Siete usuarios de la asociación hicieron de anfitriones para los seis adolescentes de Arela, que cumplen medidas judiciales e intercambiaron experiencias para, a través de sus propias historias y vivencias, tratar de concienciar a los chicos sobre la importancia de una conducta responsable en la carretera, así como prevenir la comisión de delitos relacionados con la seguridad vial.

Informar para prevenir

Atendidos por tres monitores y dos perros de ayuda, que tampoco quisieron perderse la jornada, los afectados e infractores se reunieron en las instalaciones de Alento en Navia y contaron en muchos casos, sus dramáticas historias. Belén roza también los 30 años. Era enfermera y viajaba a Barcelona con su pareja de vacaciones. "Tuvimos un accidente de coche muy, muy grave, donde Miguel-señalando un anillo que porta en su dedo anular- falleció en el acto. Yo me salvé pero perdí la mitad de mi vida", relata con gran fortaleza esta joven.

El caso de Emilio también es similar. 22 años y gran promesa del boxeo que quedó truncada en un incidente de moto. "Lo peor, lo más duro para estos chicos no es volver a la vida de antes, eso ya saben que va a ser imposible, pero por lo menos desde Alento intentamos darle un motivo, algo que los impulse a mantenerse felices día a día", explica el presidente de la asociación, Gonzalo Mira. Para muchos la situación se vuelve bastante cuesta arriba, tanto que en el caso de Alicia, "hubiese preferido quedarme ahí que estar como estoy". A pesar de ello, quiso participar en la charla para que se conozca su caso y evitar que otras muchas personas sufran y padezcan lo que ella está sobrellevando.

Tras esta primera toma de contacto entre los adolescentes y los usuarios de Alento, todos acudieron a realizar otras actividades también en grupo para establecer una mayor comunicación y relación entre ellos, y que los más jóvenes entiendan lo importante que es la conducción responsable y como su imprudencia puede destrozar la vida de muchas familias.

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