El Papa se lamentó ayer de la "realidad dramática" de los miles de refugiados en marcha por las calles de Europa al tiempo que afirmó que Iglesia no les abandona. "La Iglesia no abandona refugiados en marcha por calles de Europa, está con ellos", resaltó durante el Angelus. Asimismo alertó a los cristianos de la tentación de excluir a los que "molestan" o "no están a la altura" y de "permanecer sordos a los gritos y los problemas del mundo".

Asimismo, pidió a los padres sinodales, que durante tres semanas han debatido en el Vaticano sobre la familia y que este sábado aprobaron un documento que propone que sean los pastores los que tengan la última palabra sobre la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar, que no se dejen ofuscar por "el pesimismo y el pecado" y que sigan el camino de Dios teniendo "una mirada que cura y salva".

"Una fe que no sabe radicarse en la vida de la gente se hace árida y, en vez de oasis, crea otros desiertos", advirtió ayer Francisco durante la homilía de la misa de conclusión de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. El Papa reflexionó sobre la compasión de Dios y su paternidad "que se revela definitivamente en Jesús" y aseguró que la paternidad de Dios abre a los cristianos "una vía accesible, una vía de consolación después de tantas lágrimas y tantas amarguras". "Si el pueblo permanece fiel, si persevera en buscar a Dios también en tierra extranjera, Dios cambiará su soledad en comunión Dios cambiará la esclavitud en libertad", dijo.