Sus dos anterioresz libros (Os fillos do mar y A memoria da choiva) han sido bestseller y el último apunta maneras. El vigués Pedro Feijóo presenta hoy, a las 20.00 horas, en la librería Andel de su ciudad Morena, perigosa e románica, una descabellada "misión" entre Galicia y Cataluña, un robo por una banda de malotes que han perdido la fe.
-Cuando hace más de un año me comentó que pensaba hacer una comedia, no lo creí.
-La novela anterior era un thriller muy violento. Cuando lo escribí, la intención era desagradar. Cuando la entregué, el primer comentario de Bragado -editor de Xerais- fue que les gustaba mucho porque no perdía mi sentido del humor. Yo no era consciente de ese humor. Pero como me lo dijeron muchos, pensé ¿y si abrimos la llave del gas un poco más? También, quería construir un bestseller con elementos gallegos y demostrar que hay público para la comedia.
-En el arranque de Morena, perigosa e romántica
-Tal y como lo veo yo, debe ser una especie de comedia o una tragedia en la que hay alguien que se ríe a nuestra cuenta.
- Al decir que en la verdad hay dolor defiende la mentira piadosa.
-La vida en muchos aspectos ya es una mentira piadosa y nosotros mismos nos llenamos de ellas. Ya tenemos un monte de mentiras alrededor como para echarnos más.
-Dante, el jefe de la banda de malotes protagonista de la acción, asegura que se ha sustituido la fe en los sindicatos por la fe en los clubes de fútbol. ¿Realmente en que hay que tener fe?
-En nosotros mismos; apoyo lo que cantaban los punks de que si quieres algo, hazlo tú, sal a buscarlo. Tenemos potencial para todo , para cambiar un gobierno, para poner otro, para salir a la calle y decir esto no me gusta. Nosotros tenemos voz para decir no, para decir a los políticos: "No somos tontos por mucho que lo penséis". Si no crees en algo tan importante como en ti mismo, da igual que creas en democracia, Nietzsche o Gran Hermano (el de Telecinco, aclara).
-¿Y la reflexión de que la religión no es el opio del pueblo sino el balompié?
-Una parte del fútbol es una parte de un gran bazar de opicáceos, una muesca más en esas mentiras que nos están distrayendo muchísmo para no pensar. Ahora nos va de maravilla tener un conflicto con Cataluña y a Cataluña tenerlo con nosotros. Así no pensamos en otras coas.
-En sus libros, siempre hay un personaje corto de mente.
- No sé si son antihéroes o contrahéroes. A mí, me parecen gente más normal. Me resulta más sencillo identificarme con un personaje de ese tipo, que sea un desastre, que las pase canutas para llegar al día siguiente, que un tipo que siempre cae de pie. No lo hago para buscar la complicidad del lector sino para buscar la mía propia.
- La tapería Carballo y sus dueños se convierten en personajes, también la bocatería L´Squina de Carral.
- Empleo esas localizaciones porque un libro debería ser como tu casa; la novela debería ser tu hogar; el texto tiene que ser algo en lo que te sientas a gusto. Por eso, siempre empleo localizaciones que a mí me resulten familiares, para transmitir esa familiaridad.
-En este libro, el botafumeiro, Borja Oubiña, la Moreneta e incluso Gudelj están en peligro por segundos...
- Al principio, tenía ganas de esribir una novela de ladrones. Pensaba en desvalijar Caixanova pero los mandatarios de arriba se me adelantaron así que pensé qué podía robar. Hasta imaginé qué pasaría si un día llegan a la Colegiata y no estuviese el Cristo de la Victoria. Después de esa burrada vino otra, otra y otra.
