Un periódico de tirada nacional afirmó en su portada que el no a la independencia de Cataluña superaba al sí por primera vez desde 2012 al ser la opción preferente para el 45,3% de los ciudadanos frente al 44,5% que quería la secesión. Sin embargo, la información también recogía que el margen de error era de 3 puntos y, por tanto, el titular acertado habría tenido que apuntar hacia el empate. Alberto Cairo (A Coruña, 1974) atribuye estos "errores habituales" a la ausencia de formación en razonamiento numérico en las facultades españolas de Periodismo. Él mismo la sufrió como estudiante pero en la actualidad y, tras formarse por su cuenta en la materia, es considerado una referencia mundial en infografía y visualización de datos, ha dado clases en más de veinte países e incluye la desacertada portada en su tercer libro, El arte veraz, que verá la luz el próximo año en EE UU. Está pensado para una audiencia muy concreta: él mismo hace diez años.

"Va dirigido a los periodistas, que cometen este tipo de fallos todos los días, y también al ciudadano en general e incluye conceptos básicos de estadística y de cómo representarla visualmente. Son herramientas que hoy utilizan todas las empresas, no solo los periódicos, y que resultan fundamentales para que cualquier persona tenga ese ojo crítico y detecte los problemas más comunes del día a día en las redes e internet, donde cualquiera puede publicar", explica Cairo.

Formado en la universidad compostelana, dirigió entre 2000 y 2005 el departamento de infografía de la edición digital de El Mundo y su equipo ganó más premios SND que cualquier otro en el mundo en ese periodo. Después se fue a la Universidad de Carolina-Chapel Hill para impartir clase durante 4 años y en 2009 fichó por la Editora Globo, la división de revistas del mayor grupo de medios de Brasil, como responsable de infografía de todas ellas. Allí trabajo hasta enero de 2012, cuando se traslada a la Escuela de Comunicación de Miami, donde es catedrático Knight en Periodismo Visual.

En su opinión, la carencia de materias obligatorias sobre interpretación de datos es la causa "de una crisis soterrada del periodismo en general": "Antes de hablar de la Escuela de Frankfurt o de las teorías de la comunicación de masas deberían enseñar a los alumnos a pensar de forma racional y analizar la información. Lo primero es aprender a observar el mundo y a testar nuestras apreciaciones con el método científico. En esta enseñanza entra la estadística, que es una herramienta fundamental, y como extensión la visualización de la información. Es algo tan esencial y básico que es un disparate que todavía no se entienda".

Las confusiones y disparates como un reciente estudio que relacionaba el consumo de chocolate con el número de Nobel de un país también se ven en otros países. "Pero los medios de élite de EE UU no cometen las pifias de los españoles que están a su nivel. Y tengo la intuición de que también en los regionales y locales veríamos esa diferencia porque siempre cuentan con editores de números, periodistas especializados que detectan este tipo de fallos. En cambio, esta figura no es tan común en los países de habla hispana o portuguesa. Pero se están produciendo avances y hay medios como los digitales El Confidencial y El Español que tienen gente de este perfil. También El País apuesta últimamente por el periodismo de datos. Hay esperanza", celebra.

Esta laguna también afecta a los equipos de infográficos. "En España hay una tradición muy fuerte pero se tendía a contratar a diseñadores gráficos o ilustradores y había poca gente que controlase de datos. Hablo de mi propia experiencia en El Mundo, donde también metimos la pata. En el New York Times o en el Washington Post tienen a periodistas, programadores y gente con experiencia en el manejo de números. Hablamos de departamentos muy necesarios y para hacer bien una infografía tienes que razonar sobre los datos", destaca.

Cuando no existen estos filtros, subraya, las agencias de prensa de gobiernos y compañías tienen más capacidad de publicar sus cifras engañosas sin que los periodistas puedan rebatirlas y obviando así una de sus labores fundamentales, la de "contrarrestar el ruido ambiente" para ayudar a la comprensión de los ciudadanos.

En este sentido, alaba la cultura de la crítica que existe en EE UU: "A través de las redes muchos periodistas alertamos sobre lo que está mal y a mí también me gusta que me lo digan. Debemos estar sometidos a la reprobación como cualquier otro servidor público. Y debe hacerse de manera constructiva, atacando al argumento y no a la persona. Pero la crítica de medios en nuestro país no existe porque se confunden ambas cosas".

Combina la docencia con su actividad profesional y acaba de elaborar unos gráficos para la ONU sobre pobreza y mortalidad infantil. Un número considerable de sus alumnos estudian Periodismo, pero también Estadística, Economía, Ciencias del Mar, Biología o Derecho. "El 75% del tiempo lo dedicamos a la práctica. Los estudiantes constituyen una redacción y yo actúo como el editor. A veces algún departamento de la universidad nos encarga un infográfico para publicar y lo transformamos en un proyecto de clase", explica.

No solo se trata de aprender a presentar datos, sino de explorarlos para descubrir historias: "La evolución del paro en un documento excel no revela nada, pero al transformarla en un gráfico de línea puedes encontrar la noticia. Hace poco demostramos en clase que las peores escuelas públicas de Miami estaban en los barrios con menos recursos y viceversa. Si no visualizas los datos es imposible descubrir problemas y oportunidades", añade Cairo, que también imparte talleres para bancos y empresas como Microsoft y Facebook.

De sus numerosos trabajos elige el del 11-M para El Mundo: "Emocional e históricamente es el que tuvo más importancia. Tanto el nuestro como el de El País marcaron un antes y un después porque demostraron el poder del gráfico interactivo. Fueron un desafío, los hicimos en un solo día, pero se convirtieron en referentes mundiales porque nadie hacía eso. En 2004, el New York Times ni se aproximaba a esa complejidad y sofisticación".

Cairo se confiesa fan de la cabecera neoyorquina, donde los gráficos y el análisis de datos son realizados por medio centenar de personas, y también le gusta ProPublica, un medio sin ánimo de lucro con los mejores articulistas estadounidenses: "Es el periodismo rabioso, de investigación, el que más me atrae".