Toda parroquia guarda una historia detrás. La de San Miguel de Oia se encuentra encuadernada y plasmada en 247 páginas gracias al escritor vigués Bernardo Vázquez Acuña. En "Memoria dunha parroquia republicana", el autor recorre el periodo correspondiente entre la II República y la Guerra Civil en esta zona de la ría viguesa. La obra se presenta mañana en la Asociación de Vecinos de San Miguel de Oia a las 20:00 horas.
Estamos en 1931, una etapa de entreguerras. Mientras en las grandes ciudades, las revueltas, manifestaciones y la industria copaban el panorama social, en San Miguel de Oia estaban más preocupados por mantener y defender lo que era suyo. Comenzó entonces un movimiento asociativo que culminó con la creación de cuatro entidades, dos agrarias, una cultural y uno marinero. "El asociacionismo en la II República fue clave para los vecinos de Oia. La creación de sindicatos les aseguraba el mantenimiento del ganado. Además fueron los primeros seguros agrarios de Galicia", afirma Vázquez Acuña. Tanta fue la unión y el trabajo de los vecinos de la parroquia viguesa que esta cooperativa fue también la primera en trabajar con maíz híbrido. "En Europa no empezó a utilizarse este tipo de maíz hasta el años 45, iban casi 15 años por delante de ellos", añade el escritor.
Entre las asociaciones que se formaron, una de las más importantes, sobre todo, por los nombres que en ella participaron fue el Centro Republicano Cultural. "En Galicia y menos en Vigo, no había muchas instituciones de este tipo, tuvo una gran repercusión en la época. Fue fundada en el 1931 y desapareció con la llegada de la guerra en el 1936", explica Bernardo Vázquez. Se creó con la finalidad de sustituir la falta de actividades de ocio y culturales en la época. Acogió y fue escenario de alguno de los actos políticos del momento y en dicho ateneo dieron sus mítines importantes personajes del momento como Alexandre Bóveda o Antón Alonso Ríos.
En "Memoria dunha parroquia republicana", además de abordar el tema del asociacionismo, Vázquez Acuña no olvida el periodo de las primeras sublevaciones y la llegada de la guerra, lo que supuso los primeros fugados contra los falangistas.
"En parroquias como Oia, Coruxo o Nigrán hubo muchos sublevados que no dudaron en atentar contra la Falange. En todas estas zonas fueron muy complicadas en cuanto a persecución y asesinatos. Por ejemplo, entre Coruxo, Priegue, Oia y Nigrán, que están separadas por muy pocos quilómetros había cuatro cuarteles. Y si existía este sobrepresencia militar es porque algo pasaba. Había muchos escapados y huidos en la zona, por eso no me extraña que las fuerzas del orden incrementasen su presencia en esas parroquias", relata el autor de la obra.
Entre estos escapados destaca la figura de Javier Costas Comesaña, más conocido como Ligero. Estuvo más de 12 años perseguido por la Falange, ocultándose bajo tierra por haberse sublevado en ocasiones anteriores. "Hasta que se arresta a Javier Costa no se puede decir que se termine la Guerra Civil en Oia, ya que su búsqueda fue constante y la atemorización a sus vecinos también. Cuando en 1948 se entregó en la Comandancia de Mariña de Vigo, se acaba de verdad la guerra en Oia", explica el autor de la obra.
"Lo buscaron durante años e incluso llegaron a matarle a un hermano para ver si así salía de su escondite. Tras 12 interminables años de huida, decidió entregarse por no poder soportar la situación que estaban viviendo su familia y vecinos", añade Bernardo Vázquez.
El escritor vigués reconoce que no esperaba que la historia diese tanto de sí. "Yo soy el primer sorprendido con todo lo que me he encontrado. Nunca tuve intención de hacerlo, pero a medida que iba encontrando información me gustaba más. Luego me fue posible hablar con los últimos vecinos que vivieron en esa época y aportaron un componente emocional que no te dan los archivos", concluye.
