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Monjas cantarinas entre bambalinas

Arranca con éxito en Vigo la versión "a lo Broadway" del entretenido musical "Sister Act"

Un momento del musical "Sister Act", anoche, en el Auditorio Mar de Vigo. // José Lores

"Sister Act" supone un espectáculo "a lo Broadway" que se ha embarcado en España en una gira en la que visitará más de 20 ciudades. En tan solo 5 años, desde su estreno en el West End londinense, esta gran producción ha conseguido llegar en tiempo récord a 12 países, más de 4 millones de espectadores, 7 idiomas. En nuestro país concretamente la gira de "Sister Act" comenzó el pasado 20 de agosto en el Teatro Arriaga de Bilbao.

A partir de ese estreno visitó, o visitará, las principales ciudades y teatros de la geografía española: Santander, Zaragoza, Pamplona, Murcia, Córdoba, Sevilla, Salamanca, Valladolid, Tenerife, Las Palmas, Valencia, Alicante, Gijón, Donosti, Málaga o Burgos, entre otras, para finalmente recalar en Madrid. Pero ahora y aquí, y hasta el próximo domingo 27 de septiembre con ocho funciones, podremos disfrutarla en Vigo en el Auditorio Palacio de Congresos Mar de Vigo.

El lugar presenta dificultades que han alargado el tiempo de montaje: no hay "contrapesadas" en el recinto, los elementos de los que cuelgan los telares y que se colocan en el techo. Y la orquesta carece de foso y toca desde detrás del escenario. Pero ayer todo pintaba de fábula en el estreno del musical.

¿Y qué entrega a los espectadores este musical? Pues puro entretenimiento, ni más ni menos. Blanco, sin aristas, un espectáculo animado basado en una historia de corte fabulesco pese a situarse en la Filadelfia de los años setenta. Una trama que cuenta la historia de una cantante de club que siendo testigo accidental de un asesinato termina, para evitar que la maten, es escondida en un convento donde su desinhibida presencia supondrá toda una revolución. Ya se sabe, por la película de Whoopi Goldberg. Lo que en otro ámbito podría suponer ácido sulfúrico sobre morales y convenciones pacatas, en un show para todos los públicos con (legítimas) aspiraciones de producto mayoritario, puro mainstream, hace que con estos mimbres se nos entregue un bienintencionado sainete musicado (música compuesta por el multipremiado Alan Menken, responsable de las bandas sonoras originales de "La Sirenita" o "La Bella y la Bestia").

El espectáculo refuerza sus dones en un apartado escenográfico que curiosamente resulta más funcional que impresionante, y en unos números musicales de raíces disco, soul y gospel vestidos con coreografías muy dinámicas y también bastante obvias (lo que te esperas, en fin, en un cuento con coro religioso americano en plan moderniki). A destacar Àngels Gonyalons, que encarna a la Madre Superiora, una de las figuras más lustrosas de la función con un equilibrio destacable entre las buenas facultades interpretativas y el dominio escénico como cantante.

Para que el espectáculo triunfe (y lo hizo moderadamente, con un aforo que superaba por poco la mitad de las butacas, si bien suponemos que posiblemente la imagen que devuelva el patio de butacas sea otra a partir del viernes, que el fin de semana invita más que un martes a acudir a este tipo de eventos) todo debe estar en su justo lugar, y así fue: magnífico vestuario, escena cambiante, múmeros casi circenses. Pero el resultado global de la función es desequilibrado al interesar sobre todo los números del coro antes que una trama ya conocida (e inverosímil, por cierto), pero va ganando con el avance de la trama: la segunda parte del musical consigue remontar el vuelo de un montaje cuyo arranque se resiente de un ritmo moroso.

Es el final, con sus atractivas coreografías de intensidad "espiritual" (y con un humor chic de lentejuela y bola de espejo) las que consiguen encandilar a un público que acude al evento ya bastante rendido a la idea de divertirse, festejar y dejarse asombrar por una escenografía potente (como ya he dicho, y me parece virtud, es más funcional que pirotécnico).

En definitiva: si "Sister Act" se toma como un divertimento frugal y te gustan los musicales, sin duda el espectáculo satisface.

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