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Dos amores muy bien avenidos

Esta es mi vida... y esta otra, también

Seis gallegos que, con esfuerzo y mucha pasión, han convertido sus aficiones en una parte imprescindible de su existencia, relatan su historia

Algunos son incapaces de decir qué vocación nació primero en sus vidas, si se sienten más profesor, abogado, médico, fotógrafo o empresario que arqueólogo, músico, escritor, piloto de globos o corredor de maratones. Otros tienen claro que su afición es su verdadero yo; no tienen miedo a que les absorba casi todo su tiempo libre y se plantean su trabajo 'normal' como una simple forma de asegurarse el pan de cada día.

Seis gallegos que han conseguido desarrollar en una sola vida dos facetas muy diferentes de sus personalidades cuentan en este reportaje cómo se complementan esas dos vocaciones y de qué manera lo que aprenden en una de ellas les sirve para mejorar la otra, y viceversa.

El empresario Eduardo Vieira, presidente de una de las más importantes pesqueras de Galicia, soluciona mucho de los problemas que se le plantean en el despacho mientras corre. La dura preparación que realiza para correr maratones le ayuda a fortalecer la mente y a enfrentarse con optimismo a los problemas.

El abogado Javier Álvarez Blázquez, por su parte, cuelga la toga de vez en cuando para salir al escenario junto a su grupo de música Con la Venia, un espacio en el que se siente feliz, relajado y completo.

Alfonso Lubián se subió por primera vez en un globo aerostático para hacer unas fotografías para una empresa y antes de bajarse ya había decidido que en las alturas estaba su lugar. Se compró un globo y, desde entonces, además de competir con muy buenos resultados, ha convertido el globo en otra forma de ganarse la vida que compagina perfectamente con su labor de fotógrafo.

El médico internista Julio Montes, por su parte, es un exitoso escritor cuando se quita la bata blanca y dedica buena parte de las noches a su pasión por investigar sobre personajes históricos y sus enfermedades y, además, se entrega a la intimidad de la poesía.

José Luis Otero Becerra, administrativo, tiene en cambio como mayor deseo poder dedicarse de forma exclusiva a la pintura. Trabaja en las oficinas del Sergas pero por las tardes se instala en su estudio y da rienda suelta a un talento que le ha llevado a exponer por Galicia y Portugal y a ganar varios premios.

Recién jubilado, el profesor de matemáticas Pepe Galovart ha compaginado desde siempre la docencia con su pasión por los petroglifos. Sus investigaciones le han convertido en un nombre de referencia en estos diseños neolíticos a los que ahora puede dedicarse sin pensar en las aulas.

Todos ellos tienen en común la valentía de no renunciar a sus pasiones y el tesón para conseguir vivir dos vidas en una sola.

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