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De Vigo a la 'meca' de la barbería

Ambos peinan en Rótterdam en un local de culto para la barba, calificado como "el mejor del mundo"

Erika Álvarez e Iván Rodríguez, con su pequeño Aiden, estos días en Vigo. // Adrián Irago

Él es una especie de "George Clooney" de la barba, puesto que el raro - por infrecuente- liso y largo pelo que crece desde su mentón le está abriendo las puertas como modelo de barba, además de peluquero. El vigués Iván Rodríguez llegó a la barbería más emblemática de Rotterdam, The New York Barbershop, desde el barrio vigués del Calvario y enseguida se hizo un hueco. De hecho, el jugador de la liga inglesa Graziano Pellè lo eligió como su barbero personal. Corría el año 2011 y en sus genes fluía la influencia peluquera desde sus abuelos. El padre de su madre había emprendido exactamente el mismo camino hacia ese puerto europeo cuarenta años antes, en los años setenta, donde llegó a trabajar en las mejores peluquerías a media jornada. Luego, ejercía de músico de sesión. A su regreso, fundó una peluquería en el barrio de A Florida en Vigo. Allí fue donde Iván ganó sus primeros duros e inquietudes lavando cabelleras con 17 años. Ahora tiene 34. Además, recientemente, descubrió que su otro abuelo, por vía paterna, también fue peluquero en Salceda de Caselas.

Ella, la también peluquera de raza Erika Álvarez Vera, es una pionera concienzuda que se logró abrir camino en el masculinizado sector de la barba en Holanda. Nacida en Cataluña pero criada en Vigo e hija de peluquera, encontró en Iván a su compañero de oficio y pareja y "liándose un poco la manta a la cabeza" emigró a Rótterdam más tarde. Allí aunó su pasión por la barba con su relación sentimental.

Comenzó sirviendo cafés y, poco a poco, fue ganándose la confianza en su buen hacer del dueño de la "mejor barbería del mundo". La asociación Barberías con encanto concedió ese título a The New York BarbershopBarberías con encantoThe New York Barbershop y hasta allí peregrina toda la 'yet' del norte de los Países Bajos buscando el mejor afeitado. "Nos llama la atención un padre e hijo que pasan tres horas de coche para venir a afeitarse al centro de Rotterdam. Para ellos es como un ritual", relata Erika mientras sostiene a un bebé entre sus brazos.

Y es que, fruto de la singular conjunción de Iván y Erika, acaba de nacer el pequeño Aiden. Su nombre de origen gaélico que significa pequeño fuego es idóneo, según consideró la pareja, por su sonoridad en castellano y por el nacimiento de niño, próximo a la festividad de San Juan.

Iván (al fondo) y Erika (primer plano), en un momento de su trabajo

The New York Barbershop, exclusiva para hombres y ubicada en la planta baja del hotel New York de la ciudad holandesa, lleva abierta desde el año 1884. La estética de la barbería traslada a los años dorados de Hollywood gracias a su decoración inspirada en los 50. También está incluida en la guía de diez cosas artísticas que hacer en Rótterdam, del diario inglés The Guardian.

"Es una barbería de lujo en el corazón de Róterdam. Le llaman la pequeña Manhattan, porque es una isla rodeada de rascacielos y el centro financiero. Viene clientela de toda Holanda a propósito al local", explica Iván. El coste del corte de pelo en dicho 'templo' asciende a 44 euros. Si es "especial" sube a 47,50 euros. Muestra del éxito, cuando el peluquero vigués llegó a la célebre barbería solo había dos empleados. Ahora son seis.

Su fama es tal que está incluida en las rutas del autobús turístico y en diferentes revistas. Entre su carta de afeitados destacad el 'Italian shave' un proceso de media hora en el que se busca también el relax máximo y que vale 25 euros. "Queremos que el cliente se vaya con una sensación de bienestar; también hay barberías en las que el corte vale 6 euros", detalla Erika Vera -una especie nombre artístico que adoptó en la ciudad, ante la dificultad de los locales para pronunciar Álvarez-.

La historia migrante de Vera arrancó por la idea de publicar un libro sobre barberos y barberías célebres en Europa. Su madre sigue siendo peluquera en Vigo, un negocio familiar cercano a la calle Príncipe. "Yo trabajaba en una multinacional cuando se me ocurrió la idea de viajar a peluquerías europeas para, a la larga, hacer un libro. Una amiga en común me presentó al primer barbero del proyecto: Iván", confiesa.

"En este oficio, compartes pasiones y si te gusta, lo vives muy intensamente. Para nosotros no es un trabajo para vivir, sino un modo de vivir", proclaman. Aunque hay otras mujeres trabajando en esa peluquería, lo hacen como asistentas pero no cortan. "Mi experiencia para encontrar trabajo allí fue distinta porque llegué más tarde que Iván y entonces consideraban que estaban en 'crisis' aunque la tasa de paro en Holanda era de 7%. Tuve que ir poco a poco y metiendo la patita", asegura la joven de 33 años. La baja imprevista de un barbero mientras la lista de espera estaba llena de clientes supuso para ella una oportunidad, que no perdió. "No tenía la misma rapidez que mi compañero, pero podría hacer el trabajo", indica Erika. "Llegábamos a casa de trabajar y yo me ponía a practicar", confiesa. "Todo lo que le enseñas lo aplica e incluso a veces, lo hace mejor", le piropea Iván.

"Es un oficio que hay que valorizar", reivindican

  • La pareja de barberos está de vacaciones en Galicia y, aún así, se cita en la barbería de su colega Marcos Atrio, peluquero -y también presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Peluquería y Estética de Pontevedra (APEP)- en el local que este regenta en Chapela, Redondela. "Esta es la cuarta barbería que visitamos en estas vacaciones, no desconectamos", reconoce Iván Rodríguez.La pareja reivindica valorizar la profesión, que fuera de España goza de más prestigio. "A lo mejor antes la barba era solo para marineros o literatos y llevarla en la oficina no estaba bien visto, pero hoy en día la barba está normalizada", aseguran en relación a uno de los últimos looks que también eligió el Rey de España. De hecho, parte de la clientela de Iván e Erika en Holanda puede llevar barba a su trabajo, pero "tiene que estar perfecta". "Es una forma de embellecer el rostro; es como el maquillaje para una mujer", explican.Lavar el pelo, hidratarlo bien con bálsamos, cera o aceites... Son algunas de las claves para lucir una barba digna de Valle Inclán, por el tamaño. No todos los peluqueros -según los profesionales- pueden cortarla. Es precisa una formación específica, aseguran. En el caso del vigués Iván, ahora su barba es el objetivo del foco de sesiones fotográficas, un camino en el va a iniciarse y que vive un boom en estos días.Otra de las casualidades del nuevo destino de los vigueses, que aprecian similitudes entre la bahía del puerto de Rotterdam y la ría, está que el edificio donde trabajan era la sede de la agencia de la que salía la flota con destino a la emigración a América en los años 50.

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