Más de 3.200 españolas son diagnosticadas cada año con cáncer de ovario, el más letal en ginecología. Apenas produce síntomas que alerten a quienes lo padecen por lo que se diagnostica generalmente en etapas avanzadas y la supervivencia depende del éxito de la cirugía citorreductora. La ginecóloga Gloria Cordeiro (Vigo, 1985) investiga en el Instituto Bergonie de Burdeos, uno de los 20 centros regionales de Francia dedicados a la lucha contra el cáncer, cómo mejorar estas operaciones bajo la supervisión de una "referencia internacional", el doctor Denis Querleu.

Aunque todavía no se conoce la relación exacta, el epiplon u omento, una membrana de tejido graso que cubre los intestinos, suele estar afectada por este tipo de cáncer. "No está estandarizado qué cantidad de ese tejido hay que extirpar en presencia de micrometástasis. En cada caso se hace de una forma diferente y yo estudio cuál sería la mejor manera de abordarlo. Es una parte muy poco estudiada y sobre la que apenas existen publicaciones científicas. Estoy muy ilusionada porque de momento los resultados son buenos y podremos aportar información para seguir haciendo estudios y ofrecer a las pacientes el mejor tratamiento posible", celebra.

Licenciada por Santiago, realizó la residencia en el Xeral de Vigo y cubrió guardias en diferentes hospitales gallegos antes de poner rumbo a Burdeos en enero de este año con una beca de investigación de la Fundación Alfonso Martín Escudero: "Cuando estudiaba leía los libros de Querleu y poder estar aquí es una oportunidad excelente. El centro es muy bueno, es el de referencia en cáncer de ovario y sarcoma para todo el sudoeste de Francia. Y estoy muy contenta porque nos acaban de comunicar que nos han escogido para presentar el proyecto en el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Ginecológica que se celebrará en Niza".

La joven viguesa opera en el quirófano del doctor Frederic Guyon y después analiza en el laboratorio las muestras del tejido extraído a las pacientes. "Escogí ginecología porque es muy amplia y la cirugía me apasiona. Aquí trabajo con un grupo de profesionales estupendo", destaca Gloria, que algunos días llega a pasarse hasta doce horas en la sala de operaciones.

El deporte -corre y patina por la orilla del Garona- le ayuda a mantenerse en forma y "ordenar las ideas". Ha aprendido a ponerse una barrera -"Un buen profesional tiene que ser capaz de distinguir y las pacientes esperan la mejor atención posible, lo que no es posible si te implicas", reflexiona-, pero admite que resulta "duro" trabajar a diario con mujeres que padecen cáncer. "Es difícil pero también resulta gratificante y muy satisfactorio. Aunque solo ocurra algo bueno un día te compensa todo lo demás", admite.

Gloria asegura que aprende "muchísimo" de sus pacientes: "Me dan lecciones de vida y de fortaleza. Todas merecen mi respeto pero las oncológicas viven enfermedades tan duras que son personas que hay que admirar y comprender. Y cuando les hablo del proyecto se muestran encantadas de colaborar. Quieren lo mejor para ellas y también aportar su granito de arena".

Su estudio en Burdeos formará parte de una tesis con mención internacional codirigida por Querleu. Del centro francés destaca su calidad médica y asistencial -"La atención es muy personalizada, las pacientes tienen psicólogos a su disposición y también se organizan actividades para los familiares", cita como ejemplo-, así como la posibilidad de poner en práctica las tecnologías más punteras. "Se hacen operaciones en 3D y son pioneros en Francia en el uso de técnicas de ganglio centinela con inmunofluorescencia. Y estos días he asistido a una cirugía de quimioterapia, en la que ésta se inyecta después de operar. Una de las razones por las que vine fue para mejorar como profesional. Nosotros tenemos que hacerlo durante toda nuestra vida laboral", explica.

Pero el estresante trabajo de los cirujanos también tiene momentos distendidos. "En el quirófano de Guyon ya es famoso el Celta y él se ha convertido en fan del equipo. Los lunes es nuestro tema de conversación y muchos compañeros me han dicho que irán a Vigo porque siempre les hablo muy bien de la ciudad", revela entre risas.

De Burdeos, donde vive junto a su pareja, Daniel, un enfermero que también trabaja en un centro de investigación, destaca su carácter cosmopolita y su dinamismo. "Me llevé una sorpresa. Tiene muchísima vida y un abanico de posibilidades muy grande", reconoce.

Es "muy viajera" y en Santiago creó la asociación Estudiantes sin Fronteras, cuyos viajes solidarios echa en falta. Su primer destino como cooperante fue la India y después participó en iniciativas en Cuzco y Camerún: "La sensación que te queda al volver es que yo hice muy poquito y que por mí hicieron mucho más. Te das cuenta de la suerte que tienes y aprendes a valorar las cosas mucho más".

Ahora sus escapadas la llevan a Vigo, adonde le encantaría volver algún día e incluso trabajar en el nuevo hospital: "Sigo en contacto con mis compañeros y hay mucho descontento, aunque también escucho opiniones positivas. En mi opinión, la sanidad debe ser de la máxima calidad y espero que entre todos se luche por ello y se cumpla la ilusión de tener un centro con una asistencia excelente".