Carlos y Miguel Díez son padre e hijo, ambos figurantes en este spot. Carlos comenzó esta guerra con la enfermedad hace años, cuando le estirparon el bazo por un cáncer de estómago. Después se le vio afectado uno de sus pulmones y ahora tiene en riesgo el otro. Después de innumerables sesiones de radiología, quimioterapia, pinchazos y mucho malestar, la enfermedad le lleva innegablemente otra vez a una cama de hospital. Sin embargo, Carlos no está convencido. "Yo mientras no se asienten y se organicen las cosas prefiero esperar. La verdad es que asusta todo lo que sale", comentaba con respecto a las quejas por las deficiencias del nuevo hospital. Y recuerda sus peores momentos: "Gente que iba a radio o a quimio a las 6 o a las 7 de la mañana, en invierno con un frío horrible, teniendo que ir allí arriba y todo eso se podría mejorar".

A su lado su hijo, figurante también y afectado indirectamente por la pesadilla del cáncer. "Además de cargar indirectamente con la enfermedad, cargas con todas las carencias que ves y, por encima, no armes mucho jaleo al quejarte", comentaba entre escena y escena. "Las bajas, los tratamientos, los temas administrativos, ves que eres un numero más y se lleva muy mal", decía poco esperanzado. "Esperanza hay poca pero seguiremos luchando", sentenció.