¿Transmisión persona a persona de la enfermedad de alzhéimer? Esto es lo que sugería un nuevo estudio de un equipo internacional de investigadores que halló ciertas evidencias de esta "potencial" transferencia. La investigación, publicada en la prestigiosa revista "Nature", establecía la posibilidad de transmisión de casos de alzhéimer en el Reino Unido por tratamientos con la hormona de crecimiento en la infancia. La noticia ha sorprendido a las autoridades científicas y sanitarias. Al día siguiente, expertos gallegos matizan aspectos de la investigación ya que en Galicia los datos de la Sociedad Gallega de Neurología revelan más de 30.000 personas afectadas por alzhéimer y una incidencia de 5.000 nuevos casos anuales.

Los expertos insisten en que no se sugiere de ningún modo que la enfermedad sea contagiosa o de que exista riesgo para familiares o cuidadores de los pacientes. "El estudio analizó ocho cerebros de unos pacientes que de niños fueron tratados con hormona de crecimiento humana obtenida de cadáver. Esa práctica se realizaba mucho antes de poderse obtener de forma artificial, como se hace hoy en día", aclara la neuróloga Sagrario Manzano, de la Sociedad Española de Neurología.

Según detalla el estudio, un grupo reducido de estos niños obtuvo dicha hormona de cadáveres que tenían una enfermedad priónica, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, una dolencia tremendamente rara. Los casos analizados en el artículo desarrollaron la enfermedad décadas después.

Por tanto, el origen del estudio está en las autopsias de ocho personas que contrajeron la mortal patología de Creutzfeldt-Jakob tras años de someterse a tratamientos de la hormona del crecimiento contaminados y que habían sido extraídos de las glándulas pituitarias de cadáveres. Los investigadores comprobaron que en seis de los ocho casos, los cerebros no sólo presentaban el daño debido a la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob, sino que además habían desarrollado depósitos del péptido beta-amiloide, una proteína asociados con el alzhéimer. Los cadáveres analizados tenían edades entre los 36 y los 51 años.

Según los autores, "dicha patología es rara en este rango de edad y en ninguno de los pacientes se encontraron mutaciones asociadas a la aparición temprana de alzhéimer". Tampoco había signos de la proteína tau característica de la enfermedad de alzhéimer. Además, examinaron a 116 pacientes con otras enfermedades priónicas y no encontraron pruebas de placas beta-amiloide en el cerebro de pacientes de edades similares o diez años mayor que no recibieron la hormona.

Eso sí, nada indica que la enfermedad pueda transmitirse por las vías de contacto habituales entre personas. Pero el estudio no deja de ser un hallazgo relevante.

La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob ocasiona un proceso cerebral degenerativo y es la variante en humanos de la denominada "enfermedad de las vacas locas". Está causada por una proteína infecciosa que se denomina prión. Los científicos creen también que el alzhéimer puede tener una causa similar, pero ligada al beta-amiloide. El Biobanco de tejidos Neurológicos de Vigo, que coordina Susana Teijeira, almacena muestras de cerebros con esta enfermedad de Creutzfeldt-Jakob pero no han enviado muestras a Reino Unido para participar en esta investigación, aunque sí a otras instituciones internacionales. "Las muestras se utilizan solo para investigación", indica.

Investigaciones anteriores habían revelado que cerebros de ratones podían a la larga generar placas similares a las del alzhéimer cuando los animales recibían inyecciones de tejido neurológico humano con esta enfermedad. Ahora, este estudio abre la puerta a la posibilidad de que quepan infecciones equivalentes en el caso de los humanos.

La vinculación entre ciertos casos de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob y personas sometidas a algunas cepas de la hormona del crecimiento ya había sido investigada. En total, unas 30.000 personas en el mundo recibieron inyecciones de esta hormona hace décadas y se han constatado 226 casos de muertes en las que los pacientes desarrollaron la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob ligada a estos tratamientos. De estos, 119 casos han sido registrados en Francia, 65 en Gran Bretaña y 29 en los Estados Unidos. Fuentes consultadas por FARO aseguraron que en el registro público de Vigilancia Epidemiológica existente en España no constan casos por contaminación de este tipo, sí 7 casos por implantes de meninges artificiales.

Los científicos plantean que pueda haberse producido un "contagio" similar al que les produjo la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob a causa de la hormona infectada.

"La explicación más plausible es que la patología ligada al beta-amiloide se haya transmitido por ciertos extractos de la hormona de crecimiento que estaban contaminados también con priones de la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob", indicó el neurólogo John Collinge, coautor del estudio.

Dada la relevancia del artículo, otro grupo de científicos está ya intentando replicar los resultados de forma independiente y el Ministerio de Salud británico ha enviado un comunicado en el que señala que el artículo "no establece ninguna evidencia de que el alzhéimer pueda transmitirse en humanos" y que "es un pequeño estudio en sólo ocho casos". El gobierno también afirma que "las medidas para evitar riesgos de infección en material quirúrgico minimizan ese riesgo".

"Aunque el artículo es muy interesante porque habla de la posibilidad (teórica) de que la introducción de proteína beta-amiloide en un cerebro sano pueda generar una amiloidosis, tampoco es definitivo. Hay que analizar los datos con cautela, como todo en medicina, y ver si son reproducibles", asegura en un comunicado la Sociedad Española de Neurología.

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