Un nuevo monumento megalítico compuesto por 90 rocas en línea acaba de ser desenterrado en las inmediaciones del mítico Stonehenge. El descubrimiento se llevó a cabo gracias a un sofisticado radar que capta la presencia de las piedras, enterradas a algo más de un metro bajo la superficie. Cada roca tiene hasta 4,5 metros de altura y, en vez de formar un círculo como el Stonehenge original, se sitúan en línea recta a lo largo de la zona sur de Durrington Walls, un asentamiento neolítico rodeado por una zanja y una especie de fortificación, el mayor del Reino Unido. La estructura neolítica, que estaba dispuesta en forma de C y bordeaba un valle, tiene una antigüedad de 4.500 años y se cree que podía ser utilizada para ritos religiosos o rituales de solsticio.

Vince Gaffney, experto en ciencias arqueológicas y uno de los líderes del proyecto, dijo que habían descubierto uno de los mayores monumentos de Europa y que había estado "delante de nuestras narices durante unos 4.000 años". "Creemos que era un espacio para rituales de algún tipo", aseguró Gaffney, quien además añadió que se trataba de un escenario para "impresionar e imponer" y para transmitir una idea de autoridad a vivos y muertos".