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Franco Battiato en Vigo

Battiato emociona con su espíritu iconoclasta y su música inclasificable

El italiano, leyenda de la música, cautiva a sus fieles en su ansiado concierto ante un auditorio lleno

El cantautor italiano Franco Battiato, sentado, sin alardes, durante un momento de su concierto de anoche en la ciudad olívica. José Lores

Los fastos veraniegos suelen acercar a Vigo a estrellas mediáticas de escasa trascendencia musical. Hay propuestas que, alejadas de los grandes titulares, suponen para Vigo la cuota de música interesante, con fundamento. Así por ejemplo, cabe señalar que este domingo actúa en nuestra ciudad Angel Olsen, semi anónima adalid del neofolk que empezó a sonar en los mentideros musicales cuando destacó a los coros del impagable Will Oldham. Olsen actuará sin levantar ruido ni acaparar titulares pero su presencia es de las más apetecibles, musicalmente hablando, de este verano que languidece ya. Y hay artistas que con una trayectoria impoluta y una propuesta musical sólida, personal y exquisita, rompen la barrera de lo minoritario y alcanzan una fama colosal. Aúnan, en fin, popularidad mediática y una carrera que es todo sustancia. Franco Battiato es el máximo ejemplo de esta conjunción entre lo multitudinario y lo exquisito.

Battiato es, sí, una leyenda de la música. Décadas en el negocio y un montante de casi cincuenta discos en su haber lo convierten en una de las figuras más importantes del pop europeo. Sigue resultando un artista actual, vivo y alejado de la mitomanía o la continua referencia a su pasado.

De todo el mundo es conocido el percance que sufrió este concierto, un inevitable retraso: el compositor italiano había suspendido sus conciertos en nuestro país debido a su rotura de fémur, acaecida sobre los escenarios el pasado 16 de marzo. Así que había ayer ganas de culminar un deseo postergado, el primer concierto del mítico cantante italiano en Galicia.

Y el evento fue una demostración de las inquietudes perennes del cantautor, compositor de música clásica y experimental, cineasta, pintor y escritor. Un recital donde, acompañado austeramente, asumió la electrónica como pulmón y columna vertebral demostrando a sus setenta años que la explorción sónica no es patrimonio de los nuevos cachorros musicales.

Con Franco Battiato sentado ante su público con unos auriculares puestos, arrancó el concierto con una instrumentacion, cuarteto de cuerdas, piano y teclados, que predisponía a la búsqueda espiritual que impregna sus últimos discos. Y efectivamente fue un concierto de contención, meditativo e interiorizado, con temas cantados en castellano como "L'animale" pero mayormente en italiano, con grandes momentos como "Passacaglie". Músicas envolventes, buena forma vocal, interiorización del hecho musical, con un juego de luces ayudando a crear el ambiente que Battiato buscaba, en un viaje musical excelso donde recuperó sus temas míticos y su espíritu pop entre lo lúdico y la trascendencia, reformulado en un clasicismo vanguardista. Y sonaron los hits el tiempo del público rendido a la mitomanía, sobre todo ante los títulos más conocidos, como por descontado las más míticas ya no solo de su trayectoria, si no posiblemente del pop europeo: nómadas y danzas que volvieron loco a un auditorio colmado.

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