Jorge Hevia Sierra es embajador observador permanente de España ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El español es un representante privilegiado en estos tiempos de cambio que están viviendo Estados Unidos, conocida como la mayor democracia del mundo y Cuba. Espera que la apertura de relaciones diplomáticas sea el principio de un camino a recorrer que lleve la democracia a la isla.

Además, en la OEA se reflejan los cambios que está viviendo América Latina con la división ideológica entre los países de izquierda y los de derechas, que, pese a ello, comparten problemas comunes.

-Estos días seguro que tienen mucho trabajo con el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

-Sí, pero no solamente por eso. Yo diría más por otras cuestiones. Los dirigentes de la OEA tratan de subrayar el papel que han tenido en el restablecimiento de las relaciones entre los dos países. Quieren resaltar que su contribución ha sido fundamental para que esto se llevara a cabo, pero, realmente, tampoco ha sido en la OEA donde ha estado el centro de la cuestión. La cosa ha sido más bien cosa de la propia Cuba y de los propios Estados Unidos. De acuerdo que ha habido el apoyo de la Santa Sede, de Canadá... que han jugado un papel especial en esta situación. Es cierto, también, que todos los demás países han favorecido esta amistad en la medida de que urgían y pedían a los Estados Unidos que cambiará su actitud. Porque es cierto que el tema de Cuba, a nivel multilateral, sí se sentía como grave, tanto que, en ocasiones, Estados Unidos en este ámbito multilateral que es la OEA, pudiera tener una posición incómoda, recibiendo presiones que, incluso, eran injustas porque, a lo mejor, las presiones se tenían que poner, con perdón, sobre el régimen cubano y no sobre Estados Unidos. Estados Unidos y Canadá mencionaban en la OEA los derechos humanos en Cuba y sorprendía que el resto de los países no dijera nada al respecto. Y sigue siendo muy poco lo que dicen actualmente. Y esto también es distinto a lo que sucedía en el año 2000. Recuerdo alguna cumbre de países iberoamericanos donde prácticamente todos los países presionaban a Fidel Castro, entonces, presente. Esto ha cambiado ahora. Chávez fue el único que intervino de manera favorable a Castro, pero eso ya no sucede.

-¿A qué se ha debido este acercamiento?

-Ha cambiado el mundo. Antes había un mayor interés por los derechos humanos y ahora hay mayor interés por las relaciones económicas. Soy partidario de mantener un equilibrio entre ambos aspectos de la vida política. Las dos cosas son importantes: no sólo se trata de vender y de comprar, también se trata de defender unos principios, que son los que nos han hecho grandes a los países occidentales. Es estupendo que se hayan restablecido las relaciones diplomáticas, pero sigue habiendo muchos problemas, queda mucho camino por recorrer. A ver qué va a pasar con el propio régimen. Ojalá que el restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos traiga la democracia a Cuba.

-¿Qué supone la visita de John Kerry a La Habana?

-Es un paso más en la normalización de las relaciones, pero ya ha visto que los americanos siguen insistiendo en que hay cosas que tienen que cambiar en Cuba. Estados Unidos sigue defendiendo esos principios que habían impedido que, de una u otra manera, habían mantenido que la situación fuera normal. No es que ellos hubieran tratado de fastidiar a Cuba.

-También es cierto que hace más de medio siglo del inicio del bloqueo.

-Es decir, medio siglo de régimen particular en la isla, de autoritarismo. Estados Unidos ha decidido cambiar de política, pero eso no debería significar que cediesen en la defensa de los principios occidentales de los que venimos hablando desde hace un rato. Y, asimismo, en el apoyo a la disidencia cubana que está buscando una normalización total del régimen. Cuba va a tardar en volver a la OEA -se levantó su suspensión, pero ellos la consideran controlada por el imperio- porque existe una comisión que va a estudiar casos concretos de violaciones de derechos humanos.

-Pero América no solo es Cuba.

-Es cierto, pero es curiosa la pasión que despierta el tema cubano, no sólo en España, también en los Estados Unidos. Efectivamente, América es más que Cuba.

-Del año 2000 acá ha cambiado la política en América Latina de manera radical.

-Es cierto. Se nota, no solo desde aquí, también desde el observatorio privilegiado que es la OEA, una división ideológica entre los países de izquierdas y los de derechas. Estos defienden una línea de mercado y una sociedad abierta y los otros van por los derechos sociales y la ideología, yo diría, bolivariana: Venezuela, Bolivia, Ecuador y algunos países caribeños. En el otro lado están países como Chile, Perú, Colombia...

-Y, pese a ello, todos los países de América Latina se enfrentan por igual ante ciertos problemas que les acucian.

-Efectivamente, no conviene dejarse engañar por esa diferenciación ideológica. La región entera comparte una serie de lazos muy fuertes que hacen que se enfrenten a los problemas como si fueran cuestiones de familia, buscando la cooperación entre todos. América Latina es así.