El Papa ha denunciado la "peligrosa tendencia" de considerar a la familia un peso o como un lastre que impide la productividad laboral al tiempo que ha reivindicado que el trabajo tiene que dar "dignidad" a los individuos y a las familias.

"La moderna organización del trabajo muestra una peligrosa tendencia a considerar la familia como un peso", lamentó durante la audiencia general celebrada ayer en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano.

Asimismo, consideró que si el trabajo es un rehén que solo depende de la lógica del beneficio y de la productividad "el envenenamiento del alma lo contamina todo y la vida civil se corrompe". Para el Papa, esto es un síntoma de que la sociedad ha comenzado a trabajar contra sí misma.

En este sentido, el Papa Francisco argumentó que la gestión del trabajo no debe dejarse a merced de "la lógica del beneficio o de un mercado divinizado" en el que con frecuencia se considera a la familia como un peso a la productividad.

"Me entristece que no haya trabajo, que haya gente sin la dignidad que otorga llevar el pan a casa; me alegra saber que hay políticos que se esfuerzan para crear puestos de trabajo", relató en su discurso.

Durante su catequesis celebrada en el Vaticano, el Santo Padre explicó que un trabajo que se aparta de la alianza con Dios y el hombre y no respeta sus cualidades espirituales, "tiene consecuencias negativas que golpean a los más pobres y a sus familias", concluía el Papa Francisco.