La segunda temporada de True Detective pagó el tremendo éxito de la serie original, calificada como revolucionaria, y se despidió de la audiencia el pasado domingo tras ocho capítulos de asesinatos y corruptelas que fueron severamente criticados. El episodio final, "Omega Station", bombeó sangre a una trama que avanzó al ralentí y que fue escudriñada con lupa en Hollywood. Allí, muchos comentaristas transformaron su devoción por el programa en desprecio, hasta el punto de que alguno empezó su análisis de ayer con unas disculpas.

"Quiero pedir perdón a cada uno de vosotros personalmente", escribió Brock Wilbur a sus lectores en el portal de "Entertainment Tonight", en su inclemente repaso al desenlace de la serie como si hubiera tenido parte en la producción de Nic Pizzolatto, creador de la obra.

Para Brian Lowry, de "Variety", True Detective terminó siendo una "decepción mayúscula" que falló "en casi todos los niveles", mientras que en "The Hollywood Reporter" se señaló que los misterios que planteó el argumento carecían de sentido por momentos.

Este tipo de valoraciones acompañaron a la segunda temporada de la serie desde su esperado inicio, allá por el mes de junio, que sobre el papel parecía condenado a decepcionar después de que el primer True Detective fuera elevado a los altares de la ficción televisiva.

Lo cierto es que esta ficción nació en 2014 como una miniserie que no iba a tener segunda parte, pero en vista de la aclamación unánime, HBO encargó una segunda temporada que suponía relanzar el producto, con diferentes mimbres, pero con la misma fórmula y mismo nombre. La serie dejó ver sus vergüenzas: diálogos lentos y de cadencia cansina que en True Detective resultaron cautivadores y filosóficos, en la de 2015 pasaron a ser irrelevantes y forzados.