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Demetrio Bilbatúa: "Sueño con culminar mi vida con un documental de Galicia"

"Un productor mexicano quiere hacer una película basada en mi biografía, con el actor Gael García Bernal como protagonista y que mostrará Vigo y la Guerra Civil"

El cineasta Demetrio Bilbatúa, con su libro,rodeado de sus nietos Jordi y Andrea, su esposa Teresa Ferrar de Bilbatúa y sus hijos Olinca y Yuri en la terraza de un piso 20 en la isla de Toralla. // R. Grobas

Hace exactamente 70 años que el vapor "Magallanes" zarpaba de la ría de Vigo rumbo a México y entre cuyo pasaje viajaba al exilio un niño llamado Demetrio Bilbatúa. Atrás quedaban un padre y dos tíos fusilados tras la guerra civil y una vida rota. Siete décadas después, el mismo día 30 de julio, un veterano cineasta de nombre Demetrio Bilbatúa (Vigo, 1935) enfoca la bahía desde las alturas en la isla de Toralla con sus transparentes ojos azules. Azules, o quizás grises, pero casi infinitos, como en los versos del poeta y Nobel chileno Pablo Neruda, a quien el vigués entrevistó y grabó en uno de sus amplísimos documentales cinematográficos. Bilbatúa disfruta de unas vacaciones en familia en su tierra natal, a donde ha llegado tras recoger el Premio Nacional de Comunicación de México de manos del presidente Peña Nieto.

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-¿Qué representa ese premio?

-Ha sido un momento culminante en mi vida. Después de mucho trabajo y esfuerzo hay un reconocimiento a una trayectoria de más de 60 años filmando todo el país: tradiciones, foclore, parajes naturales, culturas recónditas y hechos históricos... La verdad es que nadie se puede preciar de conocer México como yo. Viví más fuera de mi casa que en mi hogar, viajaba todas las semanas a recorrer el país, desde el Yucatán hasta la Baja California. En todos esos años conviví con etnias indígenas y tribus como los buchones o los tepehuanes, que no se dejaban fotografiar porque creían que se les iba el espíritu en la imagen. Les convencí de que era importante para que el mundo conociese sus culturas y tradiciones. También filmé la Semana Santa de los Charrúas y el carnaval de los Coras y créame que es un pueblo mágico.

-Los rollos de celuloide de los hermanos Bilbatúa, por tanto, fueron el testigo de más de 50 años de historia.

-Empecé muy joven. Mi hermano Ángel me llevaba 12 años y fue quien me introdujo en este mundo, fue como un padre para mí. Él me guió por la vida hasta que murió en un accidente de tráfico viniendo a Galicia desde Madrid hace 26 años. Fue un dolor terrible porque de él aprendí muchísimo. México fue el país que nos recibió después de la tragedia vivida en Vigo y que siempre llevé, cargándola como una losa que no pude soslayar. Saber que mataron a mi padre, Demetrio, que tenía un estudio de fotografía en la calle Príncipe llamado "Fotomecánicos" y a mis dos tíos, Antonino, oficial de Telégrafos y diputado socialista y Luis, jefe de Telégrafos y afiliado de UGT. Todos los años visito su tumba aquí en Pereiró y quien me acompaña ahora es mi nieto Jordi Bilbatúa.

-¿Qué recuerdos tiene de la guerra en Vigo?

-No muchos porque nací justo antes de la guerra civil y me tocó vivir la posguerra. Mi familia aquí y mi madre, Sagrario Rodríguez, quedaron destrozadas. Decidió ir A Coruña y luego volvimos a Vigo. Qué curioso. Justamente un 30 de julio de 1945, hace 70 años (se emociona) salíamos rumbo a América. Qué mágico que yo esté aquí hablando contigo y viendo la ría de donde salí siendo un niño. Como en el cine, el tiempo se puede transformar.

-En Galicia recibió un homenaje del Concello de Vigo recientemente y también en un ciclo del festival de cine de Ourense hace ahora diez años. ¿Se siente reconciliado con su tierra?

-Las raíces son las raíces. No se pierden. Ahí está la magia. Siempre he vuelto a Vigo cada año porque he tenido salud y ahora cumpliendo 80 años me siento al encuentro con este país. Galicia me parece un país maravilloso, con su belleza natural incomparable. Y siento que me falta por hacer algo diferente de Vigo y Galicia. Sueño con culminar mi vida haciendo un documental sobre Galicia, con un ultraligero o dron. Veo los drones como un avance en cinematografía sin igual; van a permitir hacer un nuevo cine documental con una grandeza de los paisajes imposible con otros medios. Yo, que he trabajado con helicópteros y avionetas, creo que serán una tecnología fácil de integrar. También estoy aplicando las nuevas tecnologías en mi nueva empresa "New art digital", líder en postproducción digital.

-Su vida ha sido, realmente, de película. ¿Nunca ha pensado en grabar su propio documental biográfico o 'biopic'?

-Sí, lo hemos pensado. Sería una película documental con una trama argumental un 80% real. Hay una productora mexicana interesada, cuyo responsable es Juan David Burns. Él quiere hacer la película de mi vida y que interprete el papel Gael García Bernal. Quiero que haya testimonios, desde esta misma terraza y se vea la ría de Vigo. Estará presente el tema de la guerra civil y el asesinato de mi padre.

-¿En qué momento está ese proyecto?

-Ya está hecho el guión, solo que estamos introduciendo unos pequeños cambios. Y también le confieso que el fin de mis días me gustaría pasarlo en México.

-Donó su acervo fílmico de más de mil documentales filmados en formato 35 mm al gobierno mexicano.

-Yo empecé con mi hermano Ángel y con el presidente López Mateos. Ahora todo ha sido atesorado por la Secretaría de Educación, tras un acto con el ministro Emilio Chuayffet. No hay una memoria visual de México en toda la Filmoteca Nacional tan completa como esta. Documenté las Olimpiadas del 68, la visita del Papa Juan XXIII y Kennedy, Charles de Gaulle, o el terremoto que asoló el país en el 85... Logré unas secuencias de la caída de los edificios e imágenes singulares. Ahora, también la secretaria de Hacienda va a editar un libro sobre mi vida con 5.000 ejemplares en la que se ve la donación, impulsado por Aristóteles Núñez de la SAT de México.

"Luis Buñuel, como buen surrealista, no era persona fácil; también entrevisté a Dalí y a Pablo Neruda"

  • -Conoció a personajes singulares a lo largo de su carrera. .-Conocí al actor Anthony Quinn, a "Cantinflas, Clark Gable y Robert Stack [actor de la serie de televisión "Los Intocables"]. Con ellos hice documentales. También traté a Luis Buñuel.-¿Cómo era el director cinematográfico español?-Fui amigo del director español Luis Buñuel, con quien mantenía unas discusiones animadas sobre cinematografía: si era antes el lenguaje o la imagen. Yo creía que lo fundamental es el ritmo. Como buen surrealista, tampoco era una persona fácil y además yo era más joven. A mi hermano Ángel lo apreciaba mucho. También venía a comer a casa y con los 'martinis' que se tomaba me decía que no entendía que yo trabajase para el gobierno mexicano. "Mira, Demetrio, tú tienes talento, pero te has vendido al gobierno". Y yo le respondía que para poder invitarle a comer a mi casa tenía que hacer esos documentales. También entrevisté a Dalí en el hotel en el que vivía en Nueva York.- Neruda definió a México como "el último país mágico". También ese ha sido el título de uno de los capítulos de su libro.-Conocí a Neruda en Santiago de Chile, al ir con el presidente de México a un viaje por Chile, Brasil, Argentina, Perú y Bolivia en el año 1960 aproximadamente. Él no concedía entrevistas y era un hombre de izquierdas, cuando yo trabajaba para un presidente 'de derechas'. Pero aún así le busqué y me presenté en su casa. Recité versos de sus "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" y le dije a su esposa Matilde que era refugiado de la guerra civil española, que venía de Vigo y era un gran admirador suyo. Finalmente, Neruda me dijo que pasara. Le hice aquella entrevista en un momento en el que yo trabajaba cine-periodismo, más basado en aspectos informativos. Él no era un hombre especialmente simpático, como tampoco lo era Gabriel García Márquez.-Su estilo cinematográfico fue un paso por delante.-Modestia aparte y si me lo permite, sí. Tengo premios internacionales, aunque hice un cine didáctico en el campo de los documentales, no para competir en Cannes. El montaje que yo usaba 40 años atrás es el que se hace ahora. Las obras de la Presa de Malpaso, por ejemplo, que fui viendo ocho años, quedaron reflejados en veinte minutos. En aquel momento fue innovadora aquella forma de hacer cine.Tengo un gran respeto por el ritmo. Hay escenas muy bonitas plásticamente, pero que rompen el ritmo. Y yo procedo de la cámara y para mí el encuadre es fundamental, pero nunca dejo un plano más de diez segundos. Hice un curso de la Academia de las artes cinematográficas de Hollywood en los años 50 y eso me sirvió más para entender el lenguaje que quería expresar en mi carrera. Luego, al entrar la televisión vi que funcionaba más la inmediatez y que la lentitud del cine para transmitir información se quedaba obsoleta. La revista Interviú en España me dedicó una portada hace treinta años: "Así es México desde el aire".

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