El miembro de la Asociación Galega de Pediatría y de la Sepeap, y pediatra vigués, Juan Sánchez Lastres, asegura que el pequeño grupo "resistente" a la vacunación en Galicia está más integrado por un grupo "antivacunas" -protegido por la inmunidad de la gran parte de la población- que por personas procedentes de zonas desfavorecidas o desinformada. "Los pediatras ya lo venimos adviritiendo desde hace tiempo", destaca,"se ve en Google su presencia nada más teclear vacunación; es tremendo".

El profesional lo tiene claro si hay que lanzar un mensaje a esos progenitores "anecdóticos en número", con los que a veces se encuentra en su consulta: "Hay que decirle a los padres que es una grave irresponsabilidad no vacunar a sus hijos, al menos en mi opinión; que el derecho a las vacunas es de los niños, no de los padres y que ellos lo están cercenando". El experto ve peligro de rebrote de enfermedades ya erradicadas en España, como ocurre con la difteria, si esa práctica continúa.

"El panorama de la Pediatría y su epidemiología ha cambiado gracias a las campañas de vacunación. Esto es una gran frustración luego de los grandes esfuerzos preventivos", destaca. Se refiere Sánchez Lastres a los grandes avances con enfermedades como el tétanos, la tos ferina o la polio, que causaban grandes secuelas y alta mortalidad en niños.

En lo que respecta a los padres "antivacunas", los expertos de Sepeap asegura que suelen ser padres que cuestionan vacunas que han estado en cuestión en alguna ocasión por su efectividad o por las reacciones que pueda generar en el niño, como cuando en 1998 una publicación vinculó la vacuna del sarampión con el autismo, aunque la información posteriormente fue rectificada. Los resultados de aquella investigación del doctor británico Wakefield, que relacionaba los malos efectos -ficticios- con un conservante del preparado, el "thiomersal"en la prestigiosa revista "The Lancet" tuvo muchas consecuencias, a pesar de que luego fueron desmentidos. Cabe resaltar el registrado en España, en Granada, no solo porque alcanzó a unos 50 niños, sino también por el hecho de que motivó que un juez, alegando una justa y acertada defensa de la sanidad pública, ordenó la vacunación forzada de 35 niños de un colegio a los que sus padres se negaban a vacunar. "Hay casos en bioética [como ese] en los que el médico puede requerir a la autoridad judicial y ésta, ordenar a los padres a vacunar a lo menores", recuerda Lastres.

"El estudio de Wakefield era un fraude", aseguró recientemente el prestigioso pediatra Federico Martinón en un artículo en FARO.

Pero más recientemente ocurrió algo similar con la vacuna del VPH para niñas de menores de 12 años, aunque en los últimos años ha aumentado la vacunación de esta en Galicia, según Sanidade.