"El amor que es vida tiene que incluir el amor a uno mismo, el amor a los demás y el amor a la vida", dijo ayer en el Club FARO el sociólogo Bernabé Tierno. "Vivir para amar y amar para vivir" fue el título de una charla que presentó Judith de la Fuente, directora del colegio de Fomento Las Acacias.
Tierno, que se presentó sorpresivamente para muchos en una silla de ruedas y cuyo último libro es "El amor que es vida" (Grijalbo), empezó explicando lo que le había ocurrido a él por si podía servir a los demás. "Yo hace un año no estaba en una silla de ruedas ni podía imaginarlo. Un cáncer galopante me segó una pierna y, de repente, ese Bernabé Tierno que ayudaba con sus libros, ya unos 60, tiene que ayudarse a sí mismo. Yo me dije: si te has pasado media vida intentando ayudar dando consejos a los demás, no vas ahora a saber ayudarte a ti mismo? Y ese amor a mí mismo me ha dado fuerza para no cejar en mi empeño, para seguir trabajando como antes".
"Hablaré claro: si lo estoy superando -continuó-, si convivo con la amenaza, es por ese amor a mí mismo que me genera una actitud positiva y de esperanza activa, pero también porque, aparte del tratamiento eficaz que me apliquen los médicos, he tenido el amor de mis seres queridos y de otras muchas personas que me quieren; el amor que sigue dando vida a mi vida. Convertir un problema en una oportunidad es lo que pretendo y lo hago trabajando aunque sea desde una silla de ruedas. Y a ello me obliga también el amor a los demás".
Y es que, según Tierno, ese amor a nosotros mismos nos debe llevar al amor a los demás. "El amor es la mayor riqueza, la más extraordinaria con que contamos los seres humanos. Cuando hace 5 años comencé a escribir este libro no imaginaba que el capítulo más importante y la lección más práctica que me quedaba por aprender era, precisamente, la terrible pero enriquecedora experiencia que estoy viviendo y que he conseguido capitalizar gracias al amor que me están demostrando incontables personas".
Tierno avaló sus explicaciones con numerosos estudios que "demuestran que el cachorro humano necesita contactar con la delicadeza, el cariño y el calor", e invitó al público asistente a reflexionar sobre la presencia del amor en sus vidas, ofreciendo pautas y estrategias para "fortalecer" sus relaciones afectivas. Y dejó claro que la alegría de vivir y el amor son los principales promotores de salud y de bienestar.
"¿Amor a la vida? Por supuesto", dijo Tierno. ''Yo quiero vivir y hago lo indecible por vivir, por muy difícil que lo tenga. Doy gracias a Dios y a la vida y agradezco cada día nuevo que se me presenta dándome cuenta de que la tarea más importante tengo que hacerla yo, no mis médicos. Y eso puede aplicarse también a la vida cotidiana aún sin enfermedad".
"Mis oncólogos me dijeron -añadió- que lo más importante era mi actitud, y eso no solo es válido para la enfermedad sino para nuestras relaciones cotidianas con los demás o con nuestra pareja. Si tuviera que sintetizar respecto a esa actitud, diría que es muy importante la química del amor, que reguemos cada día el amor, que sepamos decir te quiero pero también que no pensemos que con decir te quiero basta. En el amor no debe vivir la tristeza, sino que hace falta la alegría, el sentido del humor. Y también debe estar presente la ternura, la delicadeza, el respeto y el saber pedir perdón porque uno, aunque sepa todo esto, yerra a veces o se deja llevar por sus impulsos".
"El amor -dice Tierno- tiene muchas facetas: puede ser de pareja, de familia, entre amigos, el amor al trabajo o a la naturaleza... pero en cualquier caso el amor es inteligencia, al igual que puedo afirmar que lo inteligente es hacer el bien que podamos, como lo es no hablar mal de los demás porque quien lo hace, quien minusvalora a otros, se está minusvalorando a sí mismo, su escupitajo se volverá contra él".
No faltó una referencia, aunque fugaz, a las separaciones. "Cuando alguien te ha dejado es una pérdida de tiempo que te obsesiones buscando razones o culpabilidades. Da igual. No ha funcionado, ha dejado de fluir el amor. Y no tengas miedo a la soledad, que ese miedo no te encierre en ti mismo porque si eres alguien que te mueves, que sales a la vida, tienes muchas más posibilidades de hallar a quien busca lo mismo que tú. Hay segundas oportunidades".
