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El doctor Estivill: "Hay que hacer que el niño duerma boca arriba y con el chupete"

El célebre médico especialista en sueño señaló que no hay que mecer al recién nacido para dormirle. Alertó sobre el alto riesgo de los partos "naturales" fuera del hospital

Estivill (i.) fue presentado por Emilio Rodríguez, neurofisiólogo de la Unidad del Sueño del CHUVI. // J. Lores

El doctor Eduard Estivill, autor del libro 'Duérmete, niño', del que se han vendido más de tres millones de copias, rompió ayer en el Club FARO un buen número de falsas creencias sobre el sueño infantil, del que es uno de los máximos especialistas mundiales. El creador del llamado 'método Estivill', una técnica ya perfilada anteriormente por otros científicos internacionales, reveló que los bebés solo oyen ruido en el vientre materno, por lo que es inútil hablarles o ponerles música; que es absurdo mecer al recién nacido para que se duerma; que no vale de nada darle palmaditas en la espalda para que expulse el aire; y que los babycall -con cámara o solo de audio- hacen más daño que bien. "Deberíamos tirar los interfonos de los bebés a la basura", aseguró.

El célebre especialista catalán fue presentado por Emilio Rodríguez, neurofisiólogo de la Unidad del Sueño del CHUVI, quien recordó que ambos estaban entre los facultativos que pusieron en marcha, hace ya treinta años, la medicina del sueño en España. Estivill, que desde hace 26 años dirige la Clínica del Sueño que lleva su nombre en el Hospital Quirón-Dexeus de Barcelona, puso por delante que lo que expone está respaldado por estudios publicados en revistas y foros científicos. "No doy opiniones, es ciencia -precisó-. Para cuestiones de salud de sus hijos, no miren nunca en internet, consulten siempre con el pediatra. En internet puede opinar cualquiera y eso no tiene ningún valor".

El autor de 'Niños descansados, niños felices' -su último libro- explicó que sus conclusiones se basan en el estudio del núcleo supraquiasmático del hipotálamo, un grupo de neuronas del cerebro que funcionan como una especie de "reloj biológico que hay que poner en hora en algunos niños". En este sentido, el de dormir es un hábito que se puede aprender "a cualquier edad", aunque lógicamente cuesta menos hacerlo de bebé que siendo mayor.

Dijo que la negativa de muchas madres a imponer hábitos y horarios a sus hijos surge de la culpabilidad que sienten por estar poco tiempo con ellos, al compaginar la vida laboral con la familiar. "Se deja que el niño duerma como quiera: en el suelo, o con los padres... y no puede ser -comentó-. Las madres de antes que tenían cuatro o cinco hijos disponían una hora de bañarse para todos, una cena igual para todos, una hora para acostarse... y no podían levantarse por la noche seis veces para cada hijo".

Explicó que, gracias a los estudios con ecografías 3D, se descubrió que bebé duerme solo en el vientre materno, solo necesita haber estado despierto antes. "El error es pensar que, cuando nace, hay que hacer cosas para que se duerma". Así, desaconsejó "menear" a los recién nacidos para que se duerman, porque pueden marearse.

Dijo también que los bebés succionan aunque no tengan hambre, y que hay que intentar que estén diez minutos en cada pecho, "veinte minutos en total mamando sin dejarlo dormir". Esto se consigue, por ejemplo, pellizcando ligeramente el talón del bebé.

Después, en lugar de darle golpecitos al bebé en la espalda para que expulse el aire, aconsejó ponerlo en posición vertical frente a nosotros durante diez minutos; así el aire saldrá solo, empezará el tránsito intestinal y evitaremos cólicos. "No hace falta aporrearle", dijo.

Sobre la muerte súbita, que se puede dar en el primer año -un caso entre diez mil-, señaló que está causada por pequeñas apneas. "Hay que hacer que el niño esté boca arriba y con el chupete, que debe utilizar solo para dormir. En esa posición, al cerebro le será más fácil detectar esa parada".

Sobre los interfonos o babycall, dijo que era mejor "gastarse el dinero en una mariscada" que comprarlos, porque muchos padres confunden la primera fase del sueño del bebé, que es de "sueño activo" -inquieto, con ruidos y movimientos de extremidades y ojos- con problemas del niño para dormir, y acaban despertándole cuando ya se había dormido. "Las abuelas no tenían interfonos y no había más muertes súbitas", recordó.

Alertó sobre el alto riesgo de los partos "naturales" fuera del hospital, "en el agua o en medio del bosque". "Las indias cheroqui caminaban 40 kilómetros y por eso tenían el suelo pélvico duro como una pared, por eso podían parir en el monte como si nada", recordó. "Cuando una embarazada sangra, se muere en un cuarto de hora. Hay muchas más muertes en partos desde que se pusieron de moda estos partos naturales", advirtió.

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