James Ellroy es el seudónimo de Lee Earl Ellroy (Los Ángeles, 1948), con el que ha firmado obras destacadas de la novela negra como "L.A. Confidential" o "White Jazz". Inicia ahora una nueva cuatrilogía con "Perfidia", una obra ambientada en Los Ángeles de la II Guerra Mundial que se inicia con la macabra matanza de una familia nipona. De promoción estos días por Galicia, hoy estará en Compostela hablando de su última novela.

-Habla de la la concentración de estadounidenses de origen japonés en campos. ¿Estuvo justificada por las circunstancias?

-No, para nada, pero es comprensible que se sometiera a los nipones residentes en Estados Unidos a presión debido a las agresiones que habían realizado los japoneses contra los estadounidenses en el Pacífico y el ataque a Pearl Harbor. No, estuvo mal, pero podemos entender cuáles fueron los motivos que llevaron a hacerlo.

-Durante esa misma guerra, los estadounidenses hicieron carteles sobre los nipones que ahora se consideran racistas...

-¡Aquel era un tiempo de guerra, hermano! Esta cuestión no gira en torno a la raza, para nada. Se trataba, simplemente, de que Japón era el enemigo. En esa guerra se hicieron también pósters contra los italianos, contra los alemanes... Porque eran el enemigo, porque eran parte del Eje. Y no escribiré una novela acerca de los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial, mis próximas novelas estarán ambientadas también en Los Ángeles.

-¿Siente a sus personajes como seres reales?

-No, porque los he creado yo. No tienen vida propia, solo las vidas que les he dado. Tengo que ejercer un control extremo acerca de cómo retrato las vidas de mis creaciones. Hay personajes míos a los que amo, hay personajes que desapruebo o admiro, pero, al final, son solo personajes que he creado.

-Introduce en sus libros personajes reales, pero siempre fallecidos. ¿Va a escribir en alguna ocasión acerca de personas vivas?

-No, porque te pueden demandar. La gente muerta no puede hacerlo. Además, me interesa la perspectiva histórica, y por ello hago novela histórica. La sociedad norteamericana actual no me interesa. El interés que podría tener por ella queda eclipsado por la historia.

-Se define como una persona religiosa. ¿Cuál es el papel de la moral en sus novelas?

-La moral, en la literatura, es básicamente la representación de las consecuencias cósmicas de tus actos errados. Así, mis personajes, cuando llevan a cabo actos inmorales, siempre acaban pagando un severo precio por sus acciones. Como autor, mi trabajo es crear personajes reales, pero en un contexto literario, que al mismo tiempo es más vívido, más brillante, más dramático, que la vida real. Trato de conseguir un equilibrio perfecto, en este sentido, cuando escribo mis libros.

-En su obra es una constante el crimen. ¿Cuál es el origen de la maldad?

-Creo que la respuesta al origen de la maldad humana, del crimen, no está en la sociología ni en la genética, sino en el individuo. Considero que el fenómeno del crimen tiene su origen en una responsabilidad moral individual, pero que toma una escala epidémica. El delito parte de una decisión del individuo; yo no admito excusas para el crimen. Pero tampoco es algo en lo que piense mucho. Cuando escribo un libro tengo muchas, muchas páginas en las que retratar la vida de mis personajes, y puedo conseguir que, al final, todo tenga sentido.

-En la novela está presente la femme fatale

-Si no te asustan las mujeres y los lugares a los que te llevan, es que realmente no las amas. Y las mujeres requieren de los hombres para cambiar. El amor romántico es fundamental, la experiencia humana más poderosa. Y mi trabajo es representarlo así. Lo hago a través historias de hombres malos enamorados de mujeres fuertes.

-¿Y por qué son siempre historias de amor con este tipo de personas?

-Las mujeres fuertes son las únicas de las que merece la pena enamorarse. Y, aunque ahora yo no soy un tipo malo, puedo serlo. Y casi lo fui, en otros tiempos. Por eso utilizo a este tipo de personajes.

-En sus libros vuelve siempre a mediados de siglo XX. ¿Cree que la sociedad norteamericana en la que se crió era estructuralmente violenta?

-No, no lo era, de forma relativa o absoluta. Norteamérica es más violenta en el día de hoy.

-Pero el pico de homicidios fue a finales de los ochenta y principios de los noventa, desde entonces ha bajado?

-Bueno, pues de acuerdo. Pero la fecha límite que me he fijado para ambientar mis novelas es 1972. De lo que pueda pasar a partir de ese año, no tengo ni idea.

-¿Lee a autores españoles?

-No. Simplemente, no lo hago.