El "principal problema de salud pública entre los jóvenes". Desde esa perspectiva presentó ayer Antonio Rial Boubeta, profesor de la Universidade de Santiago (USC), un estudio reciente, de este mismo año, sobre el consumo de alcohol y otras drogas entre los adolescentes gallegos, que revela que el 44,2 por ciento de los chicos de 14 a 18 años ingiere alcohol una vez al mes y casi una quinta parte del total se emborrachó en los últimos treinta días.

Aunque los datos estadísticos de esa franja de edad representan un descenso significativo frente a los registrados en 2012, en la encuesta estatal Estudes, ya que entonces los porcentajes ascendían, respectivamente, a un 74 y a un 30,8 por ciento, los expertos siguen denunciando los "patrones preocupantes" de dicho consumo. Sobre todo, advirtió Rial Boubeta, porque se constata que el primer contacto con esta sustancia se produce de forma cada vez más precoz y además asociado en porcentajes "muy elevadas" de consumo en paralelo de otras drogas.

Así, el trabajo, difundido con la colaboración del Valedor do Pobo, revela que la primera ingesta de alcohol se produce a los 13,6 años de edad, frente a los 13,9 de 2012, mientras que el cannabis se prueba a los 14,8 (14,9 en el estudio anterior) y la cocaína a los 14,9 (15,5 en el informe de hace tres años). El éxtasis, las anfetaminas y los alucinógenos se demoran un poco más, hasta los 15,1 años, pero el anterior dato era de 15,6, y en materia de hipnosedantes se pasa de los 14,3 a los 13,9.

Eso entre los chicos de 14 a 18 años, porque si se toma como referencia el intervalo de 12 a 18 años (que es lo que analiza en profundidad el estudio presentado ayer), los niños echan el primer trago a los 13,3 años y tienen 14,5 años cuando protagonizan su primera borrachera. De hecho, y aunque el informe apunta que los niveles de consumo se incrementan con la edad, ya un 5,1% de los adolescentes de 12 y 13 años (en torno a 2.500) admiten haber ingerido alcohol durante el último mes.

Paralelo al descenso en el consumo de alcohol se produce un declive del fenómeno del botellón. Según el análisis realizado por la Unidade de Psicoloxía do Consumidor e Usuario de la USC y financiado por el Plan Nacional sobre Drogas, el 32% de los chicos de 12 a 18 hace botellón, una cita a la que acuden dos de cada cien todas las semanas y 14 de cada cien al menos una vez al mes.

No obstante, observando la franja de edad que va de 14 a 18, que sí admite comparación con el estudio de 2012, y pese a que casi la mitad de los jóvenes (un 46%) admite hacer botellón al menos una vez al año, el porcentaje es 16 puntos inferior al 62% de entonces. Rial Boubeta, el coordinador del estudio, achaca esta caída a que las normativas punitivas "están surtiendo efecto". La prohibición, apuntó, "puede ser opinable, pero es eficaz".

No obstante, y pese a que desciende "considerablemente" la práctica del botellón, los patrones de consumo que allí se dan, según los expertos, son "claramente nocivos" y "peligrosos", ya que en esas citas el 98% de los presentes bebe alcohol, más de la mitad lo combina con tabaco y una tercera parte suma otras drogas a este binomio.

Además, que el botellón esté en decadencia no impide a los menores darse atracones de alcohol, el llamado "binge drinking", importado de la tradición nórdica. Uno de cada cinco estudiantes de la ESO o del Bachillerato se tomó tres o más consumiciones en una noche el mes anterior y un 8,2% reconoció que se bebió seis copas o más. Este consumo intensivo se eleva con la edad y a los 18 años son ya la mitad de los jóvenes los que se pasan de dos copas y más de la cuarta parte los que superan las cinco.

Rial Boubeta explicó que el estudio, realizado sobre una muestra de 3.055 adolescentes de 12 a 18 años de 31 centros de enseñanza de ESO y Bachillerato de Galicia, revela que, en lo tocante al alcohol, uno de cada cinco adolescentes gallegos presenta un consumo de riesgo y la cifra sube a uno de cada tres entre los alumnos de Bachillerato. Además, la prevalencia es ligeramente mayor en el caso de las chicas y aumenta "claramente" con la edad.

Por ello, este investigador anima a abordar políticas de prevención "antes" de que el joven se haya "instalado" en el consumo. Porque los objetivos del estudio, explicó, además de tener datos actualizados para una "radiografía" del consumo en Galicia, son también buscar explicaciones al problema y orientar en la búsqueda de soluciones.

Una de las claves, apuntó el experto, con el que coincidió el Valedor do Pobo, José Julio Fernández, es "suprimir" la "errónea" percepción de alcohol igual a diversión. Porque los chicos, según Rial Boubeta, tienen una percepción del riesgo vinculado al consumo de esta sustancia "elevada", pero los que se emborracharon en el último mes aseguran divertirse mucho, sentirse más sociables, felices, relajados y poder olvidar sus problemas.

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