La relación entre los nazis y un pequeño pueblo gallego durante la II Guerra Mundial constituye el argumento de la última novela de la joven escritora compostelana Ainhoa Rebolledo (Santiago, 1987). Su obra "Wolframio", que ya consiguió estar entre los finalistas del último premio Herralde organizado por la editorial Anagrama, ha logrado ahora el galardón otorgado por la editorial Tandaia. "Wolframio" se impuso a más de 200 novelas procedentes de toda España.

-"Wolframio" es una historia de cómo se vivió en Galicia la Segunda Guerra Mundial, pero mantiene una vertiente personal, relacionada con su familia, ¿no es así?

-El libro cuenta una historia de mi familia. Se centra en la época en que mi abuela vivió en un pueblecito de Silleda que se llama Fontao, donde pudo compartir todo el periodo que pasaron los nazis en Galicia. Pero la novela tiene también una gran parte de ficción.

-Explora una conexión no muy conocida entre Galicia y el conflicto.

-Durante la II Guerra Mundial, a raíz del conflicto ruso, se cortaron las vías de acceso a China. Entonces Franco, en una especie de cooperación con el régimen nazi, les ofreció el wolframio, que es un mineral que los nazis usaban para revestir los armamentos con los que llevaban a cabo bombardeos. Hubo una conexión muy grande entre Galicia, particularmente Fontao, y el régimen nazi.

-Este libro representa un cambio con respecto al tipo de narrativa que venía desarrollando hasta ahora.

-Sí, es un cambio. Ya había publicado un libro que era una especie de autobiografía contada a partir de una bicicleta ("Mari Klinski"), y luego escribí otro titulado "Tricot", que está más enfocado a las mujeres jóvenes, dentro de un tipo de literatura que algunos llaman "Alt Lit". Trata de chicas veinteañeras que viven en Barcelona y sufren desamores. También tengo otro que se llama "Antropología de la noche madrileña", que solo está disponible en ebook. Después de estos libros, decidí que había llegado el momento de escribir algo más serio, más tranquilo y también más para todos los públicos.

-También escribe en blogs de Internet y es activa en redes sociales, ¿la nueva generación de escritores está acabando con el tópico del escritor ajeno a este tipo de plataformas?

-Sí, yo creo que actualmente ya no quedan escritores que vivan encerrados en su "jaula", al estilo de Salinger. Seguramente hay excepciones, pero la mayoría son activos en las redes, se dejan ver, van a presentaciones y actos, conocen al máximo número de escritores que pueden? Se busca estar en contacto. Yo, además de los libros, tengo una columna en un blog que se llama "El butano popular", donde también escribe, entre otros, Julián Hernández.

-¿Qué tipo de libro le gustaría escribir ahora?

-Es que a mí el libro que me gustaría escribir es "Wolframio", que es el que he escrito.

-¿Y cuál sería el que nunca escribiría?

-Pues uno de autoayuda o empresarial; son libros que odio. Particularmente, los libros de no ficción de autoayuda me parecen soporíferos y horribles. Sin embargo, eso es lo que más se vende ahora. La gente, aunque está al tanto de las novedades, no lee novela contemporánea.