El vinilo, aquel material compactado con forma plana y circular que giraba a 33 o 45 revoluciones por minuto y que ejerció de imprescindible e imprevisible soporte musical durante décadas hasta su progresiva y casi total desaparición, vive un "segundo nacimiento" en pleno apogeo de la tecnología digital.

Según cifras oficiales de 2014, solo en España el incremento en ventas respecto al año anterior fue de un 85 por ciento. En total fueron 280.000 ejemplares, una cifra irrisoria al lado de los 11,2 millones de CD despachados en el mismo período, pero que no deja de ser una "circunstancia llamativa y alentadora".

Así lo señala Antonio Guisasola, presidente de Promusicae (principal asociación nacional de productores discográficos), que, aún precavido por sus "justas dimensiones", destaca el "renovado interés por un formato que llevaba tres lustros virtualmente desaparecido", más allá de tiradas muy específicas de sellos especializados en música de baile y de las tiendas de segunda mano.

"Partíamos en 2006 del cero absoluto. Poco a poco se han ido editando muchos discos clásicos y novedades y en los dos últimos años ya es un formato casi imprescindible", afirma David Bonilla, jefe de producto en Warner Music Spain, empresa que entre 2014 y 2015 editará más de 100 referencias solo de catálogo nacional.

Todas las fábricas españolas que operaban en este sector cerraron hace tiempo, por lo que su fabricación depende de fábricas checas o polacas, las cuales reciben en avalancha la práctica totalidad de los pedidos europeos, haciendo que la producción de cada referencia se demore entre 6 y 8 semanas.

Y es que este resurgimiento del vinilo es un fenómeno global que afecta a mercados tan poderosos como el británico, donde el pasado año se superó el millón de ejemplares por primera vez desde mediados de los 90, concretamente, 1,2 millones frente a las 780.000 copias de 2013 que contabilizó la Official Charts Company.

Los costes se han disparado por los efectos de la oferta y la demanda. Además, suele existir un pedido mínimo obligatorio por referencia de alrededor de 1.000 unidades, que no siempre se llega a vender y que obliga también a subir el precio.

"El coste material de fabricación puede quintuplicar a día de hoy el de un CD, que está muchísimo más estandarizado", destaca Guisasola.

Su peso creciente se nota no solo en el bolsillo. Atrás quedaron los 130 gramos de aquel "plástico circular negro repleto de surcos". El vinilo de hoy, dirigido a los "gourmets de la música grabada", es un jabugo de 180 gramos con ediciones cada vez más trabajadas que incorporan libros y ediciones limitadas.

Su fabricación define un tipo de consumidor y también un tipo de músico. Según Bonilla, "sacar un vinilo da lustre a un lanzamiento".

"Hay grupos que venden cientos de miles de copias que no tienen entre sus prioridades el vinilo y otros que, aún vendiendo pocos discos, dan un gran valor a sus ediciones en vinilo", añade.

El destinatario es, en palabras de Guisasola, un "melómano militante, un comprador de música que busca apreciar el sonido más orgánico y rico de un LP frente a la perfección enteramente digital de la edición en CD. Es una cuestión de matices, sin duda; pero los matices, en el caso de los oídos más exigentes, también cuentan", sentencia.

Entre los compradores encontramos "fetichistas", nostálgicos que se criaron con el vinilo como soporte fundamental, consumidores exigentes... y también algo de tendencia, como demuestra la revitalización de este tipo de comercios, circunscrita sobre todo a los barrios más "cool" y urbanitas.

El famoso músico y compositor Neil Young, volcado vivamente en el lanzamiento de un formato digital propio de alta calidad, explico en una entrevista a una emisora estadounidense que "actualmente solo se graban 'masters' para CD en formato digital, así que los nuevos productos que se editan en vinilo son en realidad CDs en formato vinilo. No es más que una moda pasajera".

José Ramon Cuesta, del departamento de importación de Universal Music, conviene en que "algo de moda hay", pero opina que "el del vinilo es un tipo de consumo de música totalmente distinto".

Para Cuesta, "hay un protocolo, como el de fumarse un habano y disfrutarlo durante tres horas". Además, señala que cada vez se incorpora más gente y destaca la labor de las tiendas tradicionales, "que también están renaciendo", con iniciativas como la del Record Store Day, una jornada que se celebra mundialmente con lanzamientos exclusivos.

"En los elepés existe un fuerte vínculo pasional, de compromiso. Tienen un margen limitado de subida por su condición minoritaria, pero es probable que las ventas aún experimenten incrementos para luego estabilizarse y mantenerse", vaticina Guisasola sobre un formato que, destacan otros expertos, no constituye "la salvación de la música, pero arroja luz al final del túnel".