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La esfera de las artes gallegas, de luto

Muere Antonio Quesada, pintor de espacios y vigués distinguido

El artista combinó su pasión pictórica con la serigrafía y su plaza como funcionario

Antonio Quesada, en su estudio en 2011. // Marta G. Brea

El mundo de las artes se tiñó de luto en Galicia. Ayer, a última hora de la tarde, falleció en Vigo Antonio Quesada Porto (Ourense, 1932), reconocido pintor, pionero de la serigrafía, funcionario de Hacienda y Vigués Distinguido en 2009.

Antonio Quesada fue miembro de la familia de artistas más extensa de España, todo un fenómeno social y artístico ya que pasan de la veintena los familiares que cultivaron alguna faceta plástica.

Antonio, al igual que sus hermanos Carlos, Fernando, Heriberto, María Teresa y Xaime, se inició desde muy niño en diversas tareas artísticas, aunque esta pasión no le impidió estudiar Comercio y ganar una plaza en Hacienda en Madrid. En 1953 se trasladó a Zamora y tomó contacto con el pintor Antonio Pedrero y los poetas Claudio Rodríguez e Hilario Tundidor. La peculiar concepción lírica que del paisaje tenían estos artistas le influyó decisivamente y cultivó en exclusiva este espacio plástico. Ya asentado en Vigo, a partir de 1966 su carrera como pintor comienza a despuntar.

"Más que un paisajista, soy un pintor de espacios, que incluyen también el vacío", se definía así el creador en una entrevista concedida a FARO DE VIGO en 2009 con motivo de su exposición "Espazos y trazos".

Él, que se declaraba autodidacta, narraba su forma de enfrentarse a su trabajo, a veces con "alegría y desenfado que me hacen pintar de una manera juvenil, o muy diferente cuando me enfrento a un cuadro de dos metros en el que puedes reflejar tus tensiones y tus obsesiones y la ilusión es mucho mayor".

Antonio se definía como un perfeccionista "me dejo las pestañas en cada cuadro. Uno no debe dar jamás una obra por terminada si puede mejorarla", razonaba

Pero Antonio también formó parte de aquel Ourense abierto y creativo que acogió a Vicente Risco, a Eduardo Blanco Amor y a Otero Pedrayo. Aquel Ourense pleno de tertulias y rondas de vino; una ciudad que supuso una revolución en el mundo de las artes y que acogió, ya en los años 60, al grupo de "Os Artistiñas", en el que destacaba su hermano Xaime, el escultor Acisclo Manzano, Buciños, Xavier Pousa, Virxilio.

En 1962 participó en una colectiva de artistas ourensanos en Madrid y con Xaime y Acisclo viajó por Europa colgando sus cuadros en varias ciudades, entre ellas París y Estocolmo. A su regreso a España inició su etapa americana, con muestras en Indiana, Chicago.

Antonio, un hombre inquieto y comprometido, cuando vivió en Zamora entró en el PCE, una etapa que recordaba "como muy arriesgada [entonces trabajaba en Hacienda] pero altamente positiva".

Su carrera estuvo plagada de éxitos y reconocimientos, y su obra está representada en todos los museos de Galicia y en las colecciones institucionales y particulares de España, Europa y América.

Antonio confesaba a FARO: "Seguiré pintando hasta que se me cierren los ojos. Seguiré en activo hasta que pueda", porque él siempre conservaba la inquietud de seguir buscando.

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