Queen Nation, Doctor Queen, Killer Queen, Rhapsody Queen, The Queen Extravaganza, The Bohemians, Momo, Mercury, A Night AT The Opera, y claro, God Save The Queen (DSR). En un repaso rápido a Google he encontrado en un santiamén diez tribute-band a la banda de Freddie Mercury. Pero más allá de la proliferación irracional casi circense tenemos algunos hechos. Queen fue una de las bandas más aplaudidas del stadium rock; Freddy Mercury fue una de las mejores voces del rock; Mercury era una bestia escénica, de histrionismo único, inalcanzable.

Es lógico por tanto que proliferen grupos-homenaje, así que lo que toca es aprovecharlo, disfrutar el show, desear que la imitación sea buena y que realmente God Save The Queen sean la mejor banda tributo de los autores de "Radio Ga Ga", aseveración que les acompaña? como acompaña al resto de imitadores (los citados y los omitidos). Y la verdad es que el combo de Pablo Patín (aka Freddy Mercury) ofrece un espectáculo impoluto, una traslación de "aquello" a "hoy, aquí". Porque lo visto engañaba los sentidos: el potentísimo show (luces, vestuario calcado al de Queen), los disfraces y maquillaje acercando a cada miembro de la banda a su émulo y sobre todo el enorme parecido de Patín con Mercury, físico y vocal. Todo conducía a la ilusión perfecta, atravesando las canciones más clásicas de los creadores de "A Night at the Opera". Y bueno, Pablo Patín se viste las galas legendarias de Mercury en sus shows cuidando los mínimos detalles y se mueve con la vehemencia escénica del cantante de Queen. Y canta como si una sesión de espiritismo hubiera traído al escenario al de "We Are The Champions" (bueno, hay diferencia, pero de matices pequeños).

Acompañando, claro, una banda igualmente mimética, God Save The Queen (DSR) justificaron el llenazo (lo que es innegable es el tirón que tienen aún hoy Queen) y divirtieron con su bien engrasado homenaje, que se paseó por clásicos como "Another One Bites the Dust", "Bohemian Rhapsody", "I Want It All", "Under Pressure" o "We Will Rock You". Todo funcionó como un reloj de precisión en un espectáculo que, por ser lo que es, un evento imitativo, bascula entre lo musical y lo teatral.

En ambas facetas God Save The Queen (DSR) dejó totalmente encantada a la audiencia.