El papel que jugaron las mujeres gallegas en las minas de wolframio centra el documental "A luz do negro. O volframio da Brea e o poboado do Fontao", que su directora, Encarna Otero, presentó ayer en Vigo en un acto organizado por el Centro de Documentación e Recursos Feministas.

Este trabajo se mostró por primera vez en Vigo tras su estreno el año pasado en el propio poblado, ubicado en el concello de Vila de Cruces, en el Consello da Cultura Galega y en diversas asociaciones de mujeres. Y es la primera parte de un proyecto que Otero espera continuar recuperando el trabajo "oculto" de mujeres gallegas en diversas actividades que no aparecen en la memoria oficial.

"Las historias de las minas de wolframio, un mineral clave durante la Segunda Guerra Mundial para la fabricación de armamento, me atrajeron mucho desde niña, ya que mi padre trabajaba en una de ellas, en Santa Comba. Todo lo que les rodea, el estraperlo, los mineros, las mujeres que lavaban el mineral, las tabernas y las grandes fiestas... son ingredientes perfectos para hacer una gran película y sobre todo creo que debe de tener un lugar más destacado en la memoria de Galicia", asegura la autora.

Toda aquella curiosidad infantil fue recuperando forma cuando Encarna conoció el poblado de Fontao a fondo durante el gobierno bipartito -del que formaba parte como directora xeral de Vivenda- y que realizó la rehabilitación de las viviendas del poblado y un completo plan director que supuso la recuperación de gran parte de las instalaciones de esta zona, que finalizó en 2010. "Descubrí una muy activa asociación de vecinos dispuesta a recuperar la memoria de la zona y que me ayudaron a encontrar los testimonios de las mujeres", relata.

En A Brea, una aldea en la que hoy hay pocas casas, llegaron a trabajar casi 7.000 personas. "A las mujeres no les permitían trabajar en las galerías, pero sí estaban lavando y separando el material y también en las tabernas, cines, salas de baile y otros negocios que crecieron alrededor del poblado, que se convirtió en un impresionante mundo apartado del resto en medio de la posguerra", explica la documentalista.

"Me parece interesantísimo conocer cómo vivían aquellas personas, al margen de lo que sucedía fuera de allí, donde todo era miseria y necesidad. Cómo trabajaban y también cómo se divertían... Incluso trabajaban allí unos doscientos presos republicanos, muchos de ellos profesores, que organizaban por las tardes escuelas de la Institución Libre de Enseñanza", describe Otero.

Cinco mujeres y un hombre, marido de una de ellas, que vivieron y trabajaron en esta mina, relatan en el documental su historia. Incluye también una pequeña grabación doméstica que encontraron de la inauguración del poblado y fotografías de la época.