Hace hoy justamente un mes que Teresa Romero comenzó a sentir los primeros síntomas de la enfermedad. Entonces no podía ni imaginar la peripecia que le esperaba y que estuvo a punto de acabar con su vida. La primera persona contagiada de ébola en Europa, enfermera del hospital madrileño Carlos III donde atendió al religioso Manuel García Viejo, vivió ayer una jornada especial y feliz: el primer día lejos de la habitación y la planta de aislamiento.

La foto con todo el equipo médico que la atendió durante las últimas cuatro semanas sirve como imagen final de una historia en la que se entremezcló la medicina y la política y que generó una enorme alarma social.

Los últimos análisis que le realizaron confirmaron que en sus fluidos corporales no quedan signos de ébola, por lo que se ha decidido poner fin al aislamiento de la paciente y trasladarla a planta. La auxiliar de enfermería continuará ingresada en una habitación convencional de la planta quinta del hospital Carlos III, ya podrá recibir visitas y será dada de alta en los próximos días. Se supone que en esta próxima semana.

Demacrada y mucho más delgada pero sonriente y animada, Teresa Romero, de 44 años, posó con quienes fueron sus compañeros de planta en una foto realizada por el propio personal médico desde el hospital y transmitida a la agencia Efe para su difusión.

Romero superó la enfermedad oficialmente el pasado 21 de octubre tras dar negativo en varias pruebas. El 26 de septiembre, un día después de la muerte del misionero, Romero, casada y sin hijos, salió de vacaciones y continuó haciendo vida normal, hasta que poco después empezó a tener fiebre y sensación de debilidad con lo que acudió a su médico de cabecera.

Como los síntomas no remitían, acudió a urgencias días después y, tras dar positivo en las pruebas del ébola, fue trasladada al hospital Carlos III de Madrid, donde desde el mismo día de su ingreso, fue tratada con plasma de la religiosa Paciencia Melgar, superviviente de la enfermedad, aunque posteriormente también se le suministró el suero Zmapp.

A consecuencia de su contagio, la quincena de personas que había tenido trato con ella desde que empezó a incubar la enfermedad tuvo que ser puesta en cuarentena en el mismo hospital madrileño en el que ella sigue ingresada.

Entre esas personas estaba su marido así como personal médico que la atendió antes de su aislamiento, pero todas fueron dejando el hospital a medida que se superaban los 21 días de cuarentena sin registrar síntomas de padecer la enfermedad.

El pasado lunes abandonó el hospital su marido, Javier Limón, quien agradeció al personal sanitario la atención ofrecida a su esposa y afirmó que "la sanidad española es una de las mejores del mundo" gracias a sus trabajadores.

A su salida del hospital, Limón anunció también que Teresa Romero emprendería acciones legales contra el consejero de Sanidad madrileño, Javier Rodríguez, quien acusó a la auxiliar de haber ocultado información sobre su estado de salud, unas afirmaciones por las que pidió disculpas.

A partir de ahora, las únicas personas a las que se someterá a seguimiento son los profesionales sanitarios que han atendido a la auxiliar de enfermería, que estarán en observación durante 21 días desde hoy, cuando se ha determinado que no hay restos del virus en sus fluidos y que desaparece cualquier riesgo de contagio. Los sanitarios se tomarán la temperatura dos veces al día y serán contactados por el equipo de prevención de riesgos del hospital.

Tal y como establecen los criterios de la Organización Mundial de la Salud, España quedará oficialmente libre del virus 42 días después del último caso, es decir, dos veces el periodo de incubación. Toca el 16 de noviembre.