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Relato a FARO de un testigo gallego del ataque terrorista en Canadá

Carballo: "No tuve tiempo de pensar si corría peligro, me impresionó ver a la gente asustada"

Un obrero de Pontesampaio cuenta cómo estuvo retenido en el Parlamento de Canadá por el tiroteo

Desde la derecha, Masy, los andaluces Paco y José Luis, el asturiano Javier y el marroquí Abdelkale, en la obra. // Efe

El gallego Marcial Carballo Reguera, de 30 años de edad, natural de Acevedo en Pontesampaio (Pontevedra), con esposa e hijo, no olvidará la fecha del 22 de octubre de 2014 cuando sobrevivió a un ataque terrorista en el Parlamento de Canadá. Masy, como le conocen sus amigos, se encontraba allí trabajando en una obra de un edificio contiguo a la Cámara. Como todos los días, arrancó la jornada laboral a las siete de la mañana pero a las diez algo se torció en el apacible día. "La verdad es que fue algo rápido. En la obra, tenemos unas barracas y entré en una para coger herramientas. Al salir, ya me encontré con gente corriendo por el jardín y empecé a oír disparos. Un grupo de personas vino hacia mí porque el portal de la obra estaba abierto. Entraron en la barraca y yo me metí con ellos. No domino el inglés, pero sé que venían del edificio donde mataron a uno de los terroristas. Lo que me impresionó fue ver a la gente asustada. No me dio tiempo de pensar si corría peligro mi vida", explicaba ayer a través del teléfono desde su hogar en Ottawa.

Masy lleva trabajando en esta obra desde febrero pero hace tres años ya había estado en Canadá empleado en la construcción como personal de la misma compañía, una firma madrileña de sondeos y trabajos especiales. El considerado por él mismo como uno de los países más seguros le dio una sorpresa inesperada que ni sus compañeros de trabajo -el asturiano Javier Valle, los andaluces José Luis y Paco; más Abdelkale, de origen marroquí- creyeron en un primer momento.

Alerta a sus compañeros

"Mientras estuve en la barraca, llamé a los compañeros para avisarles de que había un tiroteo. Ellos no me creían porque estaban dentro de la obra y allí no se escuchaba nada con las máquinas. Los llamé y les dije lo que había pasado. No me creyeron hasta que vieron las imágenes del tiroteo por los móviles. Ahí, ya se lo tomaron en serio", explica el gallego.

El día se hizo largo para este operario. "A unos segundos de entrar en la barraca, ya se presentó la policía. Yo tenía que apartar el coche de la empresa que estaba delante de un portal y me escoltaron dos agentes hasta el coche, lo moví y ya me volvieron a escoltar hacia la zona donde estaban mis compañeros dentro del edificio", relata.

Después, "nos pidieron -prosigue- toda la documentación y nos hicieron un pasillo de policías armados para salir a la calle y coger un taxi para ir a casa. Estuvimos allí desde las diez de la mañana hasta las diez y media de la noche".

A lo largo de esas doce horas de espera, hubo momentos largos en los que estuvieron incomunicados. "Después de llegar junto a mis compañeros, estuve dos o tres horas sin línea ni de internet ni de teléfono. Pensé que iba a salir en las noticias en España así que en cuanto pudimos contactamos con las familias por teléfono. Llamé a mi mujer. No sabía todavía nada. De allí a cinco minutos ya llamó mi hermana diciendo que había salido en la televisión. Mi mujer estaba preocupada. Yo en el primer momento tampoco le conté toda la verdad, le dije que había habido unos disparos y que estábamos bien con la policía".

En dos meses, será el propio Masy el que contará su experiencia cara a cara a familiares y vecinos cuando regrese de vacaciones a casa por navidad. Ya no solo le preguntarán por el estilo de vida en Canadá, su jornada, su ocio. También habrá preguntas para el día en el que la seguridad nacional canadiense tembló.

Los padres del terrorista, que actuó solo, piden perdón por la muerte del militar

  • Los padres del terrorista Michael Zehaf-Bibeau, de 32 años, responsable de la muerte de un soldado el miércoles en Ottawa y que falleció tras atacar acto seguido la sede del Parlamento de Canadá, emitieron ayer un comunicado para manifestar su pesar por el suceso. En la nota, Susan Bibeau y Bulgasem Zehaf aseguran que "no hay palabras que puedan expresar la tristeza" sentida en estos momentos por la muerte del cabo Nathan Cirillo, que montaba guardia ceremonial en el Monumento a la Guerra situado a pocos metros del Parlamento. Zehaf-Bibeau, que según la Policía actuó en solitario, era un ciudadano canadiense nacido en 1982, criado en la provincia de Québec, condenado por posesión de drogas y robo en 2004 y 2009, y que después se convirtió al islam, según fuentes oficiales. En 2012, Zehaf-Bibeau fue sometido a un examen psiquiátrico, tras ser detenido por robo y amenazas en Vancouver. Un amigo suyo declaró ayer que en los últimos años el atacante parecía sufrir problemas mentales, haciendo constantes referencias al diablo y a Satán. "Un día teníamos una conversación en la cocina y no sé cómo lo expresó, pero dijo que el diablo le perseguía", declaró Dave Bathurst. Sin embargo, el examen psiquiátrico que se le hizo en prisión lo consideró "sano". Por su parte, el primer ministro, Stephen Harper, felicitó al sargento de armas del Parlamento, Kevin Vickers, quien, según diversos testigos, fue quien abatió al terrorista. Mientras la Policía canadiense continuaba las investigaciones, Ottawa intentaba recobrar la normalidad.

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