Los bebés, desde que nacen, buscan la proximidad a una figura de apego, normalmente los padres. Alguien que acuda rápido a su llamada y que les aporte seguridad y amor. Muchos niños no cuentan con esa figura y, cuando crecen, puede haber consecuencias negativas en su forma de enfrentarse al mundo. Incluso más de las que creemos.

Un grupo de psicólogos gallegos analizan durante hoy y mañana en el Hospital Clínico de Santiago el vínculo del apego tanto en niños como en personas adultas y el abordaje desde la psicoterapia en los casos de apego inseguro. "El niño, antes de cumplir un año de vida, ya tiene formulada una hipótesis sobre si es digno o no de ser cuidado y sobre cómo es el mundo que le rodea. Y eso depende de cómo se constituya ese primer vínculo, por eso es tan importante", explica la psicóloga Elena Rodríguez Borrajo, encargada de impartir el curso y con una amplia experiencia como educadora en centros de menores y en la gestión de familias de acogida.

Elena rechaza los métodos conductistas en los que se deja a los niños llorar y se les niegan, incluso, las muestras de afecto si no se comportan como los padres quieren. "No hay ninguna fundamentación científica que avale estas prácticas, y en cambio sí está ampliamente demostrado que desatender sistemáticamente las demandas de un niño provoca desapego y miedos que pueden ser muy perjudiciales", advierte la psicóloga. "la sociedad actual no reconoce que muchos niños lloran por miedo; se acepta que lloren por hambre o porque tengan el pañal húmedo, pero no por miedo y muchas veces es así", añade.

La experta no comparte tampoco las teorías que indican que la atención inmediata a los niños genera dependencia. "Soy tajante al afirmar que cuanta más seguridad se da a un niño, más rápidamente se pone en marcha el sistema que le ayuda a explorar el mundo y a encarar su vida con éxito", insiste.

Los psicólogos aseguran que en muchos de los pacientes que llegan a las consultas "el origen de sus padecimientos, sus problemas para relacionarse con el mundo, se encuentran en la infancia, en esa primera formación del vínculo", apunta la psicóloga.

Sin embargo, advierten que una persona que no ha tenido una crianza con apego no está abocada sin remedio a una vida adulta con problemas para relacionarse. "Por supuesto que hay la posibilidad de que el ser humano supere esta falta, trascienda a su infancia y sea capaz de pensar en lo que le ha ocurrido, pero para conseguirlo siempre tiene que ser a través de su relación con otros", destaca Elena.

El "novio salvador" -la llegada de una persona que saque de su autodestrucción a otra- es un ejemplo de esta forma de cambiar de actitud ante la vida, "pero además existen terapias capaces de ayudar a las personas a plantearse la vida de una nueva forma, a dar la vuelta a las preguntas que se responden en la infancia", recuerda la experta.

Los psicólogos reunidos en Santiago revisarán las etapas de la constitución de este vínculo y las alteraciones que se pueden experimentar en su establecimiento como el apego desorganizado y el trastorno border-line. También analizarán las técnicas de los profesionales para valorar el apego de los pacientes y su abordaje desde la psicoterapia.