Asegura que la crisis ha tenido un doble efecto sobre los derechos humanos. Por una parte, los recortes han mermado algunos de ellos en países como España, pero por otra han servido para que "la gente vea que los derechos humanos no son algo de África u Oriente Medio sino que tienen que ver con uno mismo". El director de la Sección Española de Amnistía Internacional, Esteban Beltrán, visitó ayer la nueva sede de la entidad en A Coruña y resaltó que "aún queda mucho por hacer" en la defensa de los derechos humanos a nivel mundial. Eso sí, también destacó los logros conseguidos en los últimos años como el descenso de países con pena de muerte, la ampliación de la justicia universal y una sociedad cada vez más concienciada.

-Amnistía Internacional trabaja desde hace años por el respeto a los derechos humanos, ¿qué abarca esa defensa?

-Los derechos humanos van desde poder manifestarse libremente sin recibir una multa injusta o ser atendido de forma gratuita en un ambulatorio a que nadie te desaloje de tu casa por no poder pagarla o que ninguna persona sea discriminada en la escuela o en su puesto de trabajo por su color de piel.

-¿Se respetan en España los derechos humanos?

-Hay elementos muy positivos, como que hace años que se abolió la pena de muerte o que haya un sistema de garantías judiciales, pero hay otros elementos preocupantes.

-¿Cuáles?

-Es preocupante la ley de seguridad ciudadana que prepara el Gobierno y que incluye aspectos que coartan la libertad de expresión; que 843.000 inmigrantes se hayan quedado excluidos de la sanidad y no reciban atención aunque sean enfermos crónicos. España es un país en el que, aunque no es de forma sistemática, aún hay casos de tortura y maltrato por parte de los miembros de seguridad. Además, en España, por ejemplo, no se toman en serio las agresiones racistas, no existe un registro con datos.

-¿La situación ha empeorado con la crisis?

-Lo que empezó como una crisis económica se ha convertido en una crisis de derechos humanos. En España hay mucha gente desalojada, la legislación es cada vez más restrictiva... La crisis ha mostrado la vulnerabilidad de la gente, pero también ha tenido sus ventajas. Le hemos visto las orejas al lobo y nos hemos dado cuenta de que los derechos humanos no son algo de África u Oriente Medio sino que tienen que ver con uno mismo.

-¿Qué le parece cómo gestiona el Estado español la entrada de inmigrantes en Melilla? ¿Suspende?

-Le doy un suspenso, pero a toda Europa. En un año se rescataron a 100.000 inmigrantes en el Mediterráneo y fallecieron otros 2.500. Europa tiene una pasividad vergonzosa hacia el salvamento marítimo, parece que solo Italia tiene que rescatar a estas personas. En cuanto a Melilla, el problema es que mucha gente salta la valla porque allí no hay ninguna forma de conseguir asilo legal aunque seas un refugiado. En este sentido, Europa también suspende, solo acoge a un 0,3% de los refugiados de Siria y Libia, por ejemplo. La UE tiene una política muy miope en derechos humanos.

-¿Cuáles son los retos más inmediatos de España en derechos humanos?

-Una buena noticia es la retirada de la reforma de la ley del aborto que impedirá que miles de jóvenes realicen abortos ilegales. Además es preciso garantizar el derecho a una vivienda y hacer cambios en la ley de seguridad ciudadana, que grabar a un policía con el móvil durante una manifestación no sea considerado desorden público.

-Asegura que acabar con la impunidad de los crímenes de guerra reduciría los conflictos...

-Sí, muchos conflictos se prolongan por la impunidad, porque nadie rinde cuentas por un asesinato, por una violación... Para acabar con una guerra no es suficiente el alto al fuego, hay que garantizar que no hay impunidad para nadie.

-¿Cuáles son los países que más han avanzado en derechos humanos en los últimos años?

-Es difícil hacer un ranking de qué países han mejorado o empeorado. En general, un gran logro que se ha conseguido por la movilización de la sociedad civil es reducir el número de países con pena de muerte, unos 145 ya la han abolido. Además se ha avanzado mucho, aunque no en España, en materia de justicia universal, de poder juzgar a genocidas... Queda mucho por hacer -una de las grandes batallas es la libertad de expresión- pero la sociedad cada vez está más activa, hay más asociaciones en defensa de los derechos humanos, que documentan torturas...