El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas explica que las precipitaciones de las últimas semanas han causado mermas sensibles en la producción, al tiempo que resaltan que las plagas han provocado, y aún pueden provocar, algunos daños más.

Se refieren así a enfermedades como el mildiu, a pesar de que, cabe reiterar, en la Estación Fitopatológica de Areeiro (EFA) los técnicos sugieren que "la sensibilidad de los granos a mildiu y oidio desaparece a partir del envero", que es "la fase del ciclo de la vid actual, a partir de la cual el grano manifiesta una resistencia natural a las infecciones de mildiu y oidio", por lo que disminuye la necesidad de protección frente a dichas enfermedades. Lo que aumenta es "la susceptibilidad a botritis, que pasa a ser la enfermedad que representa un riesgo mayor hasta la vendimia", puesto que puede afectar a los racimos que presenten "granos dañados a consecuencia de mildiu, oidio, polillas o rajados fisiológicos".

Como también es cierto, ya así lo reconocen en el propio Consejo Regulador, que "a pesar de que se habían producido condiciones apropiadas para el desarrollo de plagas y enfermedades, se consiguió neutralizarlas convenientemente gracias a los conocimientos más avanzados en los ciclos de patógenos y las importantes mejoras en la maquinaria de aplicación de productos fitosanitarios, entre otros factores".

En el Consejo Regulador también aclaran que "además de la meteorología de las últimas semanas, que rompió una etapa inicial del verano razonablemente buena para la cosecha", otro motivo de preocupación es que "la producción de este año ha estado especialmente condicionada por un invierno templado y por una primavera con mayor pluviometría que el ciclo anterior".

A este respecto, los técnicos argumentan que "la temperatura media 'bastante alta' del invierno, prácticamente sin heladas, propició una tasa de brotación inferior a la de 2013, ya que las horas de frío acumuladas por la planta en esa estación influyen en el índice de fertilidad de las yemas brotadas".

Posteriormente, en primavera, "la abundante lluvia ocasionó mermas considerables por 'corrimiento' en esa etapa de floración y purga del fruto", lo cual llevó al Consejo Regulador a establecer unas pérdidas de entre un 20% y un 30% respecto al año anterior.