Marta Lado trabaja en el hospital más grande de Sierra Leona, el Connaught Hospital de Freetown, la capital, desde hace dos meses. Esta médica internista coruñesa, que hizo su residencia en el Hospital Mexoeiro de Vigo, llegó al país africano casi al mismo tiempo que el ébola cruzaba la frontera. De la mano del King's College de Londres, su misión era formar a los residentes, y ayudar a fortalecer las estructuras hospitalarias y las consultas externas. Sin embargo, su especialidad en enfermedades infecciosas, le llevaron hasta la sede del Ministerio de Sanidad local, con el que ahora colabora como asesora en el comité de emergencia sobre el ébola.

Aunque explica que el crecimiento exponencial de casos es tá dentro de lo normal en un brote, la situación es delicada, entre otras cosas porque ni los medios sanitarios ni el acceso a la sanidad son equiparables a países como España. "Hasta que no llegó la ayuda internacional no contábamos con materiales tan básicos como guantes y jabón, cuando el ébola se contagia no por el aire, sino por el contacto directo", explica. Por ello, uno de los objetivos de este comité es recorrer todo el país para formar al personal de hospitales, centros sanitarios y dispensarios sobre el manejo clínico de los enfermos y cómo evitar el contagio, así como preparar salas de aislamiento en estos centros para poder atender a los pacientes que acudan con posibles síntomas del ébola.

Pero hay otros factores, explica, que contribuyen a la rápida propagación del virus, como el mismo ritual funerario, en el que se exhibe durante varios días el cadáver, al que se lava y abraza. "La gente tampoco acude al hospital porque tiene que pagarse las medicinas y las vías, y porque cree que allí le va a pasar algo malo. Por eso es muy normalque el enfermo se quede en casa, por lo que el cuidador termina contagiándose también",dice.

Además, hasta la muerte, hace unos días, del doctor Umar Khan y varias enfermeras del hospital de Kenema, la población creía que el ébola era una invención del gobierno para meter miedo. "Ahora parece que la gente empieza a darse cuenta de que es un problema tan real como la malaria", añade.

El protocolo diseñado para combatir el ébola estableció dos hospitales para tratar a los enfermos, donde son remitidos desde otros hospitales del país como el Connaught. "Aquí hemos preparado una sala con trece camas, donde son ingresados todos los casos que presentan síntomas durante los dos días que tardamos en tener los resultados. La media de ocupación es de siete personas y la mayoría de los resultados dan negativo", explica la asesora del Ministerio de Sanidad local.