El Wellcome Trust Sanger Institute en Cambridge, Reino Unido, es uno de los principales centros de referencia en la investigación contra el cáncer, una especie de armazón con 1.000 investigadores con un solo afán: buscar y analizar cualquier pista que ayude a dar con la clave de los tumores. En esa plantilla de expertos centinelas de laboratorio, se encuentra el gallego José Tubío. Con 36 años de edad, acaba de lograr un hito en la investigación: descubrir una nueva mutación de las células que dan lugar al cáncer. Con ella, se abre la puerta a la procura de nuevos fármacos que atajen la expansión de células cancerígenas.

El descubrimiento ha recibido ya el respaldo de parte de la comunidad científica al publicar la revista Science hoy el hallazgo. En el artículo, donde figura como investigador principal -es decir, Tubío ha sido el líder del grupo de investigadores, el que ha marcado la línea a seguir- explica en qué consiste el nuevo tipo de mutación denominada transducción.

Hasta ahora, se conocían las mutaciones puntuales del ADN o las estructurales. A estas dos, a partir del estudio del biólogo molecular compostelano, hay que añadir la transducción que se produce cuando secuencias del genoma humano de origen vírico llamadas transposones saltan de un lugar a otro arrastrando material genético de su alrededor, facilitando la expansión del tumor gracias a la mutación.

Normalmente, las células humanas cuentan con mecanismos para contrarrestar o neutralizar los efectos de ese salto (metilación) realizando cambios en la estructura del ADN impidiendo los efectos del traslado de los elementos movidos por los transposones.

Sin embargo, durante su investigación, Tubío y su equipo se dieron cuenta de que en determinados tipos de tumores como los de pulmón o colon las células se relajan para luchar contra las alteraciones. "La clave era conocer qué hace que cambien los mecanismos de la metilación", plantea Tubío quien añade que "sabemos que el tabaco tiene sustancias carcinógenas que pueden cambiar los efectos de la metilación de las células del pulmón. En el aire respirado, también puede haber elementos carcinógenos. Esa es nuestra hipótesis".

En cuanto al cáncer de colon, el investigador gallego baraja que la causa de que las células sanas no luchen contra las mutaciones de ADN radica en "la mala alimentación" donde también se pueden encontrar carcinógenos como cuando se asa demasiado la carne". "Es muy importante la calidad del aire que respiramos la comida que ingerimos", agrega como consejo y advertencia.

El proceso

Para llegar a estas conclusiones, el biólogo molecular santiagués estudió los genomas de los tumores de 290 pacientes con diez distintos tipos de cáncer (los cinco principales eran pulmón, colon, mama, hueso y próstata). "La transducción ya se conocía que podía pasar pero nunca antes se había visto en el cáncer. Por eso, la comunidad científica está tan interesada", explica el investigador galaico.

José Tubío añade que no basta con este hallazgo para atajar la expansión de la enfermedad. "Nosotros -los biólogos moleculares- somos uno de los primeros eslabones en la lucha contra el cáncer. Investigamos para determinar qué mecanismos de mutación existen. El siguiente paso sería diseñar fármacos adecuados. Esta no es una cuestión inmediata, puede llevar años", avisa el experto que se encuentra estos días en Galicia.

Ayer, tras su visita al campus universitario en la ciudad de Vigo, no ocultaba cierto lamento en que el hallazgo no se haya desarrollado en Galicia. "Hasta el año 2007, nunca había trabajado en el cáncer pero ese año entré en el Hospital Clínico de Santiago y empecé a tener contacto. En Compostela, tuve muchas limitaciones así que me moví con una beca gallega a Barcelona para participar en el proyecto se secuenciación genómica de la leucemia. Allí, otra vez hubo problemas de recursos económicos. También faltaba que mis jefes creyesen más en mi trabajo así que me trasladé en 2012 a Reino Unido".

En Gran Bretaña, obtuvo el respaldo y dinero necesario para desarrollar una investigación que le rondaba la cabeza desde hacía más de una década. Durante año y medio, pasando muchas noches sin dormir y fines de semana sin descanso, este centinela de la lucha contra el cáncer logró la clave que conectaba los transposones y el cáncer. "Esta investigación es un ejemplo claro de que la financiación que recibimos los investigadores en Galicia es efectiva pero el estado ofrece dinero para formarse fuera, no para trabajar en España con plaza. Eso no ocurre en Reino Unido o Francia donde los investigadores se quedan allí y lo que descubren repercute económicamente en el país ya que es allí donde quedan las patentes", apunta.

Aunque lamenta que muchos compañeros investigadores gallegos hayan tenido que dejar la ciencia "decepcionados" por un sistema que ha cortado la inversión en I+D, se muestra "contento" con su hallazgo al considerar que "por primera vez investigué sobre algo que va a ayudar contra el cáncer".