Los tradicionales fuegos de las fiestas del Apóstol, que se celebraron en la noche de ayer en Santiago de Compostela, rindieron homenaje a las víctimas del accidente ferroviario de Angrois en el que fallecieron 79 personas hace un año.

El espectáculo llevaba como título "Un recuerdo de luz, un camino de energía" y recordó también la peregrinación de San Francisco de Asís a Santiago que éste año celebra su octavo centenario.

A diferencia de otros años, el diseño de los fuegos tuvo una estética más moderna mientras que la parte pirotécnica ganó peso frente a la lumínica en comparación con ediciones anteriores.

La empresa encargada del espectáculo cuidó hasta el último detalle ya que incluyó el andamio instalado en la fachada de la Catedral en la exhibición. La parte negativa fue que dicho andamio dificultó la visión del espectáculo a espectadores situados en determinadas áreas de la Praza do Obradoiro.

El público que se congregó de forma masiva, como ya es tradición, en el lugar pudo ver diferentes figuras como un pulpo gigante pero también disfrutó de una imagen diferente de la Catedral, ya que fue convertida en una gaita de grandes dimensiones. Conectando con la idea de Compostela como punto de atracción de peregrinos y como lugar importante dentro de las rutas religiosas católicas, también se ofreció una visión especial de Santiago como conexión de los diferentes caminos culturales y religiosos del mundo.

Respecto a otras ediciones, la empresa organizadora echó mano de un narrador con voz en off en gallego. Su relato ayudó a entender mejor los saltos temporales de la narración que se mostró entre la iluminación y los fuegos artificiales.

Pero O Obradoiro no fue lo único que acaparó la atención en la noche de ayer. Con miles de personas deseando disfrutar de la movida nocturna en el casco antiguo, Santiago también ofreció actuaciones musicales. Loquillo se subió al escenario de la Praza da Quintana; mientras que la orquesta Los Satélites actuó en la Alameda de Santiago.

Un año más, las calles de la capital gallego se convirtieron en una marea humana ávida de disfrutar de la noche y de las Festas do Apóstolo.