El "Costa Concordia" no estará más bajo el sol de la Toscana. Tras permanecer sumergido junto a la isla del Giglio desde su naufragio en 2012, el crucero puso ayer rumbo al puerto de Génova, en el norte de Italia, donde será desguazado. La operación costará a la empresa propietaria más de 1.500 millones de euros.

La nave permaneció fondeada, a la espera de su traslado, desde el pasado 14 de julio, cuando se consiguió que volviera a flote con la ayuda de cámaras neumáticas. Se trata de la última fase de un proyecto titánico que desde el naufragio ha devuelto a su posición vertical y ha reflotado el crucero, de más de 114.000 toneladas de peso, 280 metros de eslora y 62,5 de manga.

El barco más grande construido en Italia se fue a pique el 13 de enero del año 2012. Una maniobra arriesgada del capitán, Francesco Schettino, que se aproximó en exceso a la isla del Giglio, provocó que el crucero chocara brutalmente contra las rocas del litoral. El hundimiento del "Costa Concordia" causó la muerte de 32 personas y 64 heridos. Uno de los fallecidos aún hoy continúa des¬aparecido.

14 barcos de compañía

Ahora este coloso de las travesías de recreo por el Mediterráneo emprende su viaje definitivo hacia el puerto de Génova, al norte del país. Un recorrido de 370 kilómetros que realizará a una velocidad de 3,7 kilómetros por hora. En el desplazamiento lo acompañarán catorce embarcaciones; dos de ellas son remolcadores y el resto de asistencia y supervisión. De estas naves, una es española, otra panameña, siete italianas, tres británicas, una de los Países Bajos y otra de Vanuatu.

El "Costa Concordia" se despidió de la Toscana (en el centro de Italia) en medio de una gran expectación. Cientos de vecinos, turistas y curiosos se congregaron en el puerto para asistir a su partida rumbo al Norte. Los operadores del Centro de Coordinación rompieron en aplausos cuando la nave, finalmente, emprendió la marcha.

Pese a las buenas intenciones de su nombre, Concordia, que promovía el deseo de armonía, unidad y paz entre las naciones europeas, la realidad se impone, y el Gobierno de Francia ya ha advertido a Italia que sería "intolerable" cualquier posible contaminación ocasionada por el paso cerca de la isla Córcega del crucero hacia su destino.