Moluscos y peces que cambian de sexo, cetáceos que acumulan en su organismo metales pesados, tortugas que mueren por ingerir bolsas de plástico? Son algunos ejemplos de los efectos que causan en la fauna marina los productos tóxicos vertidos por el hombre en el mar. Aunque la contaminación química en las rías gallegas no es elevada -e incluso ha disminuido en los últimos años-, sí que se han detectado concentraciones de metales pesados en algunos puntos, sobre todo en las zonas industriales.

Científicos del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM), dependiente del CSIC, y del Centro Oceanográfico de Vigo trabajan en la detección de contaminantes químicos en las costas gallegas, bien analizando los sedimentos marinos o siguiendo el rastro del mejillón de roca, una especie idónea para estudiar la calidad de las aguas. Entre otras medidas, los investigadores abogan por el uso de compuestos menos agresivos con el medio marino en las pinturas de los barcos.

Victoria Besada, investigadora y responsable de metales pesados del Centro Oceanográfico de Vigo (IEO), señala que los metales son elementos naturales, "por lo que los niveles encontrados en el mar no pueden atribuirse solamente a la actividad humana. El llamado nivel de fondo o concentración natural es difícil de conocer y es un tema en continua discusión".

Los elementos químicos más peligrosos son el mercurio, el plomo y el cadmio; "son elementos tóxicos acumulativos que causan un gran daño a los organismos marinos, sobre todo a los que viven en el sedimento", explica Ricardo Prego, investigador del CSIC y jefe del Grupo de Bioquímica Marina del IIM de Vigo.

Más de una decena de especies marinas y fluviales están amenazadas en Galicia por la contaminación causada por vertidos. Como señala Antonio Figueras, investigador del IIM, "la presencia de compuestos químicos exógenos en el agua afectan al crecimiento, comportamiento, reproducción y función inmune de los organismos, ya que interactúa con su sistema endocrino". Es significativo el caso de los caracoles marinos, como el caramujo, que ven afectada su sexualidad por los componentes de las pinturas antiincrustantes que se aplicaban en los cascos de los barcos y que contenían tributilo de estaño (TBT).

Así lo puso de manifiesto hace unos años una investigación del departamento de Ecología de la Universidad de A Coruña, que detectó un fenómeno de "imposex" (superimposición de los caracteres masculinos en las hembras) en la Nucella lapillus, y que en el 94% de los casos hay hembras esterilizadas debido a esa anomalía.

Y si en estos moluscos las hembras desarrollan un pene minúsculo, en algunos peces el proceso es el inverso: los machos cambian de sexo y llegan incluso a poner huevos. Hace unos años, científicos de la Universidad del País Vasco revelaron que por efectos de la contaminación química un tercio de los peces mújoles macho tienen gametos femeninos. También se ha constatado que aumenta la proporción de hermafroditas (individuos con gametos masculinos y femeninos) en peces y bivalvos (ostras y mejillones), así como los que tienen alteraciones en sus órganos sexuales.

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Entre las especies más afectadas por la contaminación se encuentran los mamíferos marinos, debido a su capacidad para almacenar los productos tóxicos en la grasa corporal a lo largo de su vida; esas reservas contaminadas las utilizan después durante ayunos prolongados, preñez o lactación. En Galicia figuran como especies vulnerables dos tipos de cetáceos, el delfín mular -arroaz real- (Tursiops truncatus) y la marsopa común -toniña- (Phocoena phocoena).

Con poblaciones costeras estables, el delfín mular es abundante en aguas de Galicia. Entre los peligros que amenazan a la especie, además de las redes de pesca en las que pueden quedar atrapados, se encuentran los contaminantes químicos, especialmente compuestos organociorados y metales pesados. En los niveles detectados en los ejemplares que habitan las costas peninsulares, estos contaminantes son susceptibles de producir problemas reproductivos y de crecimiento, así como de deprimir su sistema inmunitario.

Debido a sus hábitos marcadamente costeros, la toniña también se ha visto muy afectada por la creciente degradación de los ecosistemas litorales. Las concentraciones de contaminantes químicos detectados en marsopas comunes del Atlántico norte están muy por encima de los niveles considerados como seguros. Se teme que esos compuestos puedan interferir en sus procesos reproductivos y de desarrollo.

Las tortugas se encuentran también amenazadas en Galicia, tanto por la contaminación como por la presencia de especies invasoras. La tortuga laúd (Dermochelys coriacea), especie marina de color negro que puede medir hasta 2,5 metros, está en peligro de extinción en Galicia por la contaminación marina, en muchas ocasiones al ingerir materiales plásticos que flotan en el mar al confundirlos con medusas. Algo similar sucede con la tortuga boba (Caretta caretta), que se acerca también a las costas y rías gallegas y que está considerada como especie vulnerable por culpa de la contaminación marina. También se encuentra en peligro de extinción en nuestra comunidad el sapoconcho o galápago europeo (Emys orbicularis), presente en zonas de agua dulce como lagos, ríos o pantanos. En este caso, además de la contaminación de las aguas, el peligro para esta especie autóctona viene también por la invasión del galápago de Florida.

Otra especie qué prácticamente se ha extinguido en Galicia por culpa de otras especies exóticas es el cangrejo de río, víctima de una enfermedad, la afanomicosis, que le transmitió el cangrejo rojo americano. También ha sufrido las amenazas sobre el hábitat, como las canalizaciones, la destrucción de la vegetación de ribera y la contaminación del agua.

Entre los peces, está considerada como especie vulnerable en Galicia el sábalo (Alosa alosa), que nace en los ríos, se desarrolla en el mar y vuelve después a los cauces fluviales. Esta especie está amenazada por la construcción de presas -que impiden la migración de la especie a sus lugares de desove- y por la contaminación de las partes bajas de los ríos.

En el caso de los caballitos de mar, una de las amenazas de la especie está relacionada con la destrucción de sus hábitats, pues vive en ecosistemas muy sensibles a la contaminación. El vertido de la plataforma petrolera Deepwater Horizon, ocurrido en el golfo de México en el año 2010, por ejemplo, destruyó los lechos vegetales marinos, y, como consecuencia, las poblaciones de caballitos de mar descendieron enormemente. Recientes investigaciones han demostrado que los erizos de mar tienen la capacidad de actuar como biosensores tempranos de contaminación en ambientes acuáticos. Los erizos reflejan los metales pesados de la zona, que afectan a su crecimiento.

Pintura de los buques

En la década de 1980, tras el colapso de cultivos marinos en Francia, la Organización Marítima Internacional prohibió el uso de pinturas basadas en compuestos de estaño (TBT), muy agresivas con el medio marino. "En la actualidad se emplean otras pinturas menos dañinas, basadas en compuestos de cobre y zinc, pero no existe de momento ninguna legislación en contra de las mismas", comenta Ricardo Prego, jefe del Grupo de Bioquímica Marina del IIM de Vigo.

Un reciente estudio dirigido por Prego ha revelado que los sedimentos de las zonas portuarias y de astilleros de Galicia presentan una alta contaminación por cobre. "El cobre se aplica a los barcos en la pintura de sus cascos para evitar que se le adhieran organismos que reduzcan su velocidad", señala el investigador del IIM.

Ricardo Prego puntualiza que "los resultados obtenidos en las rías de Galicia sobre cobre en sedimento van en línea con lo que se conoce a nivel mundial. No se trata de un problema local en Galicia". Eso sí, considera que son convenientes "acciones preventivas que eviten la llegada de estos compuestos durante los tratamientos de los cascos de pequeñas y grandes embarcaciones, así como de un cumplimiento estricto de la legislación sobre vertidos al mar. Existe una preocupación internacional constatada por la publicación de numerosos artículos científicos durante los últimos años relacionados con la investigación de nuevos compuestos para proteger el casco de los buques que sean menos agresivos con el medio marino", añade.

No todas las rías están afectadas por las mismas sustancias, pues, como explica Prego, "si citamos la ría de Pontevedra habría que hablar de mercurio, mientras que en la ría de Vigo, como zona portuaria, hay más contaminación por cobre, plomo y cinc". En cuanto a los contenidos de cobre, el sedimento en las rías presenta cifras que no superan los 100 ppm (o mg/kg); los efectos en los seres vivos son raros por debajo de 34 ppm y frecuentes por encima de 270 ppm. Las excepciones se encuentran en la ensenada de Rianxo (hasta 108 ppm), las zonas portuarias y aledañas de Caranza (Ferrol) (hasta 148 ppm) y Marín (hasta 130 ppm), en la parte interna del puerto de A Coruña (hasta 133 ppm) y en la zona próxima a Noia (hasta 221 ppm) en la ría de Muros. Existe una polución frecuente en la ensenada de Bouzas (hasta 478 ppm) en la ría de Vigo.

Concentraciones de TBT en las zonas más industriales de las rías

  • Un trabajo de investigación publicado por Ricardo Prego en la revista "Environmental Pollution" incluye un análisis de la situación en las rías gallegas del que se desprende que no están contaminadas por metales de origen humano. De todas formas, hay algunas evidencias de importantes concentraciones en el flujo de salida del río Lagares (Pb, Zn), la entrada de la ensenada de San Simón (Pb) y cerca del puerto vigués (Pb, Zn, Cu) en la ría de Vigo; en la parte interior de la ría de Pontevedra (Pb, Cu, Zn), la desembocadura del río Ulla (Cu, Cr, Mn, Ni, Zn) en la ría de Arousa; la zona interior de la ría de A Coruña (Cu, Pb, Zn), la ría de Ferrol (Zn) y el estuario del Eume (Zn, Mn,Ni, Co), en la ría de Ares-Betanzos. Además, se han encontrado enriquecimientos de TBT (tributilo de estaño) a lo largo de toda la costa gallega, los más altos en las zonas industriales: Vigo, A Coruña y Ferrol.

El grupo que dirige Prego analiza la contaminación mediante la recogida de sedimentos en las rías; "un centímetro de sedimento -apunta- puede recoger lo que ha pasado en la ría en un año o en varios años, según la zona en que se encuentre". Otro sistema para medir la contaminación consiste en analizar muestras de mejillón silvestre o de roca, un elemento policía. Es el que utilizan en el Oceanográfico de Vigo. Victoria Besada, investigadora del centro y responsable de metales pesados del mismo, es la autora de un artículo que acaba de publicar la revista "Environment International", en el que recoge las investigaciones del Instituto Español de Oceanografía (IEO) sobre los niveles de metales en mejillón de roca desde 1991 hasta el 2011 en las costas gallega y cantábrica. Una de las conclusiones del estudio es que se detecta una mejora en las condiciones ambientales a lo largo de las costas, aunque algunos niveles de metales están por encima de las concentraciones de anteriores evaluaciones.

Apunta la investigadora del IEO que desde que se eliminó el plomo en los combustibles, ha disminuido también su presencia en el mejillón silvestre, como se ha constatado en las principales zonas estudiadas incluyendo la ría de Vigo. Y en la ría de Pontevedra, por ejemplo, también disminuyó la contaminación por mercurio desde el inicio del estudio tras adoptarse una serie de medidas. El mejillón de roca es un organismo que se utiliza como especie indicadora de la contaminación en todo el mundo; filtra más de 8 litros de agua por hora y ofrece una foto integrada del medio en donde vive.

Salud humana

Matiza Victoria Besada que al hablar de contaminación por metales hay que diferenciar entre sus efectos en el medio ambiente marino y en la salud humana. En este último caso, en Galicia solo hay una especie no apta para el consumo por sus elevados niveles de plomo, se trata de la almeja reloj, que además apenas se comercializa. Para la salud humana, los únicos límites regulados para metales por una directiva comunitaria son los relativos al plomo (Pb), cadmio (Cd) y mercurio (Hg); límites que varían según se trate de peces, crustáceos o moluscos. Además existen recomendaciones para consumo de algunas especies, principalmente las situadas en los niveles más altos de la cadena trófica. En cuanto al medio ambiente, existe un gran número de sustancias peligrosas que son tóxicas, persistentes y bioacumulables en el pescado y otros productos de la pesca. El Reglamento Comunitario 1881/2006 fija los niveles máximos regulados en los productos alimenticios incluyendo peces, crustáceos, moluscos bivalvos, cefalópodos o productos de la pesca y productos derivados.

Añade Victoria Besada que algunos metales (Fe, Cu, Zn entre otros) son esenciales e imprescindibles para el organismo. "Existen otros elementos de los que no se tiene conocimiento de su necesidad para ninguna función metabólica y son tóxicos incluso a dosis mínimas (Hg, Pb, Cd, etc.). El riesgo asociado a los metales pesados es alto por su capacidad de persistencia, ya que al no ser ni química ni biológicamente degradables pueden permanecer en el ambiente durante cientos de años", explica la responsable de metales pesados del Centro Oceanográfico de Vigo. Además, los metales tienen capacidad de acumularse en los seres vivos y de biomagnificarse a través de la cadena trófica, es decir, su concentración aumenta a medida que son ingeridos por otros depredadores, por lo que la ingesta de organismos marinos contaminados puede provocar síntomas de intoxicación.

Por último, Victoria Besada comenta que además de los contaminantes persistentes, como metales pesados, hidrocarburos aromáticos policíclicos o compuestos organoclorados (OCs) que han sido objeto de estudio desde hace décadas a través de programas de seguimiento en el ámbito marino, actualmente existe un amplio grupo de contaminantes denominados emergentes a los que hay que prestar atención ya que también acaban en el mar. En este grupo pueden incluirse, entre otros, los productos farmacéuticos de uso habitual como puede ser el diclofenaco, el estradiol o el ibuprofeno o productos de cuidado e higiene personal.