El musical es uno de los géneros que, tras fallecer a finales de los sesenta, ha estado buscando su camino de regreso a los escenarios masivos después de casi treinta años. Habría que citar a muchos cineastas que se han empeñado, pero Baz Luhrmann o Rob Marshall se merecen gran mérito popular, no sólo por retomar la tradición, sino por redefinirla. Otra cosa es que echemos más o menos de más o de menos esos musicales fastuosos de los cincuenta (por ejemplo, el tremendo "Ellos y ellas" de Mankiewicz con Brando cantando) o sus formas (esos travellings, esas coreografías fastuosas?). Una noticia a los nostálgicos: se han ido para no volver. Además de "Mamma mia" o "Rock of ages", "Amanece en Edimburgo" explicaría la nueva tendencia: al existir ya un catálogo suficiente de éxitos pop sobre los que escribir un libreto sólo queda, cómo no, escribirlo. En este caso, para contar el retorno de dos chicos a su ciudad natal, la capital escocesa, después de la guerra de Irak y al ritmo de los Proclaimers. El espectáculo es notable, pero juega a la que puede ser la peor de las nuevas maneras del musical: esa obsesión por el plano corto y la edición rápida que desmejoran los esfuerzos de los coreógrafos o los actores. Aun así, la película se mantiene a flote por su viveza y retiene momentos deliciosos: escuchar un felicísimo "Over and done with" en un pub o ese momento final, el único en el que "Amanece en Edimburgo" se suelta sus corsés, al ritmo del inevitable "I'm gonna be (500 miles)".

crítica

"Amanece en Edimburgo"

| Director: Dexter Fletcher. Intérpretes: Peter Mullan, Antonia Thomas, Jason Flemyng.