| Banderas de colores y aplausos de personas acompañaron ayer al papa en su primer viaje al municipio italiano de Cassano allo Jonio, el pueblo calabrés en el que la mafia local, la Ndranghetta, asesinó a comienzos de año a un niño de tres años. "La Ndranghetta es la adoración del mal, de la destrucción del bien común. Los mafiosos no están en comunión con Dios", afirmó el pontífice, que añadió que los miembros de estos grupos violentos están "excomulgados". Visitó, además, la prisión de Castrovillari, donde cumple condena el padre de un niño que fue asesinado por la mafia por un ajuste de cuentas.