No se nos debe olvidar Hammer, la factoría inglesa del horror de serie B. Con su mirada puesta en la Universal de los años treinta, en su período de esplendor (años cincuenta y sesenta) allí se produjeron títulos tan extraordinarios como "Drácula" (1958), con Christopher Lee y Peter Cushing, y sus múltiples secuelas (no os perdáis "Los ritos satánicos de Drácula", de 1973); "La momia" (1959), también del trío Fisher (director) y Cushing/Lee (actores), y sus múltiples secuelas (no os perdáis "Sangre en la tumba de la momia", de 1971); "El perro de los Baskerville" (1959); "El abominable hombre de las nieves" (1957)... y una infinidad de películas que merecerían más de una revisión. Entre los mitos de la Hammer también se encontraba el monstruo de Frankenstein: "La maldición de Frankenstein" (1957), "La venganza de Frankenstein" (1959), "El horror de Frankenstein" (1970)... dibujaban diversas aproximaciones a la criatura, amarrada aquí a los bajos presupuestos y al cultivo popular de mediados del XX.

"Yo, Frankenstein" podría ser una película de la Hammer, a pesar de la falta de visión de Stuart Beattie. Contiene todos los elementos necesarios: remixes imposibles (esas gárgolas y Frankenstein), un actor reconocible completamente envarado, acción con efectos especiales de baratillo (esas máscaras), un antagonista estupendo (el gran Bill Nighy)...

Con sus imperfecciones (las que la hacen bella), la película de Beattie sólo se demuestra como verdaderamente grande en el prólogo: esa introducción que resume, al toque, la novela de Mary Shelley y la enraiza con lo que se quiere contar. El resto, salvando a su director, se mueve por la serie B agradecida, solamente disfrutable por aquellos que recordamos Hammer y que nos dejamos los prejuicios en la entrada del cine.

crítica DE CINE

"Yo, Frankenstein"

| Director: Stuart Beattie.

| Intérpretes: Aaron Eckhart, Bill Nighy, Yvonne Strahovski.